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alberto soldado

Va de bo

Alberto Soldado

El camino es la concordia

Anda el quehacer político español enredado como nunca lo hemos visto desde el espíritu de la Transición, ese que, ya lo han anunciado algunos, necesita de una urgente revisión. Lo dicen quienes para conseguir objetivos políticos no dudaron en usar la violencia.

Contaba el jesuíta Thony de Mello, con esa espiritualidad sumergida en el pensamiento oriental, del jardinero que no soportaba ver en su jardín una horrorosa planta silvestre que no había manera de eliminar ni con el más mortífero de los venenos. Tras consultar con las eminencias del ministerio correspondiente sin solucionar el problema, se puso en manos de un maestro de la espiritualidad que le aconsejó: «aprender a quererla” . Quizás aquella planta silvestre y fea no era tan insoportable. Quizás sería mejor aprender a convivir con ella…

Sobre esa lección del maestro de la espiritualidad oriental se basó el espíritu del 78; sobre el reconocimiento de la existencia del pensamiento plural, sobre la necesidad de aprender a convivir con esa planta que te resultaba insoportable. Y el primero de los falangistas condujo con valentía y determinación el timón para desmontar la dictadura en medio de presiones del ejército que había ganado una guerra. Le acusaban de traidor, de profanar la sangre derramada… De todo le acusaron a Adolfo Suárez… Tanto que, tengo para mí, prefirió abstraerse y morir con la inocencia del olvido.

Las dos Españas machadianas decidieron esforzarse por construir un nuevo futuro en concordia, devolver la voz al pueblo español y construir una España donde todos cupiesen, incluso quienes mantenían posiciones contrarias a la propia existencia de aquella nación construida, como buenamente se había podido, con errores y carencias pero siempre con mayoritaria voluntad de unión. Los partidos nacionalistas vascos y catalán se integrarían en el proyecto común a cambio de un favorable peso en la ley electoral. Y de respetar la presencia, creciente, de sus lenguas en el sistema educativo, una carencia injusta que venía heredada desde la primera ley de educación española, la Ley de Instrucción Pública de 1857. Los intentos de la II República quedaron frustrados, por la resistencia de los irredentos centralistas y la brevedad de periodo tan convulso. También se ahogaron las voces de los tradicionalistas que entendían a España como una construcción desde la autonomía de municipios y regiones y exigían, inútilmente, la presencia de las lenguas regionales en las escuelas.

Asistimos a un intento de acabar con los consensos logrados en los años cruciales de la Transición. Se habla de una revisión de todo el generoso proceso de concordia. Imponen artículos los que no reniegan de aquellos que usaron las armas y no la palabra. Bienvenidos al mundo de la política. Bienvenidos al mundo de la libertad de expresión, del diálogo y del respeto a la vida de las personas que no piensan como ustedes. Bienvenidos a este mundo donde la palabra se impone a la violencia. Pero, por favor, no nos quieran vender como necesarios para alcanzar ese logro el asesinato de tantos inocentes. Eso no. Así es que procuren mirar las plantas que no les agradan con ojos de resignación. Otros lo hicieron con ustedes. Porque no hay otro camino que el de la concordia.

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