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Alberto Soldado

La caída del imperio británico

State funeral and burial of Queen Elizabeth POOL

Opinan algunos que si la caída definitiva del Imperio Británico se visualizó con la cesión de Hong Kong a China. Otros hablan de una progresiva decadencia que comenzaría en la primera guerra mundial, se agudizaría tras la segunda y se concretaría en la indisimulada preferencia de muchos socios de la Commonwealt de comerciar preferentemente con la UE antes que con la antigua metrópoli. Todos intentan analizar en base a razones económicas, sociales, identitarias. Pocos sintetizan en otros argumentos del símbolo del derrumbe. Aquí no hubo asalto de pueblos bárbaros como en la vieja Roma, ni atentados o «accidentes» de falsa bandera como la explosión del Maine. Aquí, ese pueblo que se empeña en vender coches con volantes a la derecha, que reniega del sistema métrico decimal, que dice que vivirá mejor fuera de la Unión Europea, que no sabe si subir o bajar, entrar o salir, pagar o pedir, aquí el Imperio, como símbolo de poder, comenzó a derribarse el día que al príncipe heredero le dio por convertirse en tampón para su amante, que, por cierto podría ser todo lo inteligente que se quiera pero infinitamente más fea que su esposa, un poco limitadita, eso sí.

Hubo un tiempo glorioso del Imperio Hispánico en el que el marino vasco Blas de Lezo, cojo que derrotó a la flota británica en Cartagena de Indias, mandó a todo español que se precie mear mirando a las islas británicas. Un servidor tiene dos baños, uno que mira al norte y otro que mira al oeste pero estamos más civilizados y al orinar no pensamos más que en la potencia de la micción, por aquello de la próstata. No pensamos ni en los piratas apoyados por los reyes británicos ni en los males de Almansa. Llegado el caso de que algún partido patriótico alcance el poder no me extrañaría que tuviera la ocurrencia de obligar a construir retretes mirando hacia la Gran Bretaña. A fin de cuentas de ocurrencias el pueblo español es experto. Cada semana aparece una más ingeniosa que la anterior.

Me encantan los autobuses rojos de dos pisos, el humor de Peter Sellers, me fascina el agente 007 que interpreta Sean Connery, que además es escocés… todos ellos casi tan buenos actores como Tony Leblanc o José María Rodero- ¿recuerdan su Calígula de Estudio 1?- En España no tenemos autobuses de dos pisos, que quedan monos pero difíciles para los jubilados. Y hemos eliminado las cabinas donde quedó atrapado José Luis López Vázquez, quizás por feas e inútiles. Nada tengo en contra de los turistas británicos que se dejan su pensión en la costa valenciana y no se enfadan porque no les hablen en inglés. Algunos, no crean, cogen unos cabreos de miedo si les hablas en español, pensando, ingenuamente, que hacen el esfuerzo de aprender cuatro palabras.

La caída del Imperio Británico, la definitiva e irreversible, se produjo en el acto de una firma, supongo que aceptando la herencia sin impuestos, cuando una estilográfica derramó su tinta en el papel y en las manos del nuevo rey y su consorte con sombrero cubridor de cabeza y cara. Todo un desastre protocolario por no firmar con un bolígrafo. Los bolígrafos los inventó un argentino. Que cada cual piense lo que quiera. La del sombrero se limpiaba una mano con la otra. Una vulgaridad.

La muerte de Isabel II ha sido el guión prioritario de muchos telediarios de todo el mundo, porque la influencia cultural del antiguo Imperio sigue siendo intensa. De hecho el prestigioso programa español de «Sálvame» incluso le ha dedicado especiales. Ah, y otra cosa. La Corona británica ha invitado al Emérito porque los tatarabuelos creo que eran primos segundos. Isabel II era una de las mujeres más ricas del mundo. Qué quieren que les diga. El Rey debería ser el más humilde servidor en la viña de su pueblo, vivir con dignidad pero no ser el más rico. Eso ayuda a pensar que la hija más pobre de Godelleta, mi pueblo, no por ser pobre deja de tener el derecho a ser la máxima representación de mi país. Los pobres no pueden ser reyes aunque usen bolígrafos Bic de cristal, que son los más baratos pero no manchan.

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