Con la zurda

El gol olímpico de Kempes

J.M. Bort

J.M. Bort

Algunos tenemos conexiones inexplicables con un lugar. Mi padre me contó un día que fui engendrado en un viaje de fin de semana a alguna playa del Mar Menor, mi primer partido en Mestalla fue un Valencia CF-Murcia(1974) y mi estreno como aficionado visitante fue en La Condomina el día de la despedida de Kempes. Aquel día del 84 típico de abril, con sol y lluvia a partes iguales, el Valencia CF cerró la temporada con un empate (3-3) muy entretenido tal como estaba el patio. Era el epílogo de la primera temporada de transición entre aquella del gol de Tendillo (82-83) y la del descenso (85-86), años grises para los que crecimos ganando copas, recopas y supercopas al ritmo de los goles de Mario. Quedamos decimosegundos. En la siguiente (84-85), la que precedió al descalabro, seríamos octavos, antes de ese descenso que, como la magdalena de Proust, ahora revivimos intensa (y amargamente).

Nosotros, ‘los niños de Kempes’, crecimos ante un futbolista genial, hermoso, radicalmente superior al resto. Un ave que echaba a volar incluso cuando ya nadie le prestaba atención, como aquella tarde, donde nos ofreció su último servicio. Mario marcó un gol olímpico, lanzado desde la izquierda del portero, enfrente de aquella grada asimétrica y estridente, en la que durante dos horas nos apretujamos como intrusos. Ese día no sólo hubo insultos. Un señor de Murcia, supongo, nos lanzó un botijo que esquivamos con la misma cintura con la que García Pitarch marcó dos goles. Uno, por cierto, precedido de una asistencia magistral de Kempes.

Junto a la electricidad de un ambiente hostil y la imperial figura del Matador bajando los balones aéreos a una hierba pálida, en la memoria de aquel quinceañero se quedó grabada a fuego la jugada del gol: el saque con la zurda, la parábola imposible y el balón entrando en la portería ante la impotencia del portero. Tal como habíamos intentado muchos en los recreos de EGB de cualquier mañana de los 70.

Busco en google y no encuentro nada de ese gol. Sí que hay referencias a otro que Kempes marcó al Pato Fillol, ya en su etapa en el Hércules, que incluso el propio Mario recuerda en una entrevista. Pero no hay rastro del tanto de La Condomina. Tengo que recurrir a esa maravilla que es el archivo de Histoche ‑-¿qué sería de nosotros sin Ciberche?- para confirmarlo (‘córner diabólico’). Ese gol inició la remontada del Valencia CF, que tras ir perdiendo 2-0 le dio la vuelta al marcador antes del empate final del Murcia, que poco importaba ya. Kempes ya no estaba en el campo.

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