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Hechos y opiniones

Inés Martín Rodrigo

Inés Martín Rodrigo

Ambos términos entrañan una diferencia fundamental. El primero se enmarca en la vidriosa objetividad y el segundo en la subjetividad, en el modo de pensar o de sentir del sujeto

Hay una diferencia fundamental entre los hechos y las opiniones. Para ponerla de manifiesto, me apoyaré en el Diccionario de la RAE. Según este, un hecho es, en su quinta acepción, una «cosa que sucede», mientras que una opinión es un «juicio o valoración que se forma una persona respecto de algo o de alguien». Es decir, que los hechos se enmarcan en la siempre vidriosa objetividad, ya que han ocurrido, y las opiniones son subjetivas, pertenecen o son relativas al modo de pensar o de sentir del sujeto.

Pondré un par de ejemplos. Cuando Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular y su candidato a las elecciones generales que se celebrarán en España el próximo 23 de julio, asegura que en España, y cito textualmente, «es más fácil cambiarse de sexo que sacarse el carné de conducir», está manifestando una opinión. Sin entrar a valorar la categoría de la misma, desde la aprobación, a mediados de febrero, de la ley trans, en nuestro país no ha sucedido ni una sola cosa que convierta ese parecer en un hecho. También en el marco subjetivo de las opiniones se inscriben las declaraciones del líder de la ultraderecha Santiago Abascal en un programa de televisión en el que rehusó hablar de género al considerar que «es un concepto ideológico». Volviendo al Diccionario de la RAE, género es, en su tercera acepción, el «grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico». E ideología, el «conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político», o lo que Abascal manifiesta en cada entrevista que concede.

Pero voy con los hechos. Un hecho es que la cifra de mujeres asesinadas por violencia de género en nuestro país asciende a 1.208 desde 2003, 24 de ellas en lo que llevamos de año. Un hecho es que el 29% de la población LGTBI española ha sufrido acoso debido a su orientación sexual, y el 8,6% ha sido víctima de agresiones físicas o sexuales. Un hecho es que 2022 fue el año más violento de la última década para ese colectivo, registrando un 70% de agresiones más respecto a años anteriores. Un hecho es que el acuerdo entre PP y Vox en el Ayuntamiento de la localidad de Náquera incluye que el equipo de Gobierno local, «según el cumplimiento de la ley de banderas», no colocará la del colectivo LGTBI «en balcones y fachadas de instalaciones municipales». Un hecho es que esos dos partidos hablan de impulsar medidas para erradicar «la violencia intrafamiliar» en su pacto para gobernar la Comunitat Valenciana. Un hecho es que más de 30 familias formadas por dos madres en la provincia italiana de Padua han recibido una notificación del juzgado en la que se les comunica que la Fiscalía ha solicitado que se modifiquen las partidas de nacimiento de sus hijos para que se elimine la referencia de la madre no biológica como segundo progenitor.

Y, en un sentido inverso al camino que recorre la literatura, al menos la mía, acabo estas líneas yendo de lo general a lo particular, de lo público a lo íntimo y más privado. Un hecho es que cuando concedí la primera entrevista con motivo de la publicación de mi nuevo libro, Una homosexualidad propia (Destino), hubo comentarios de lamento en Twitter: «Con lo bien que escribías», llegaron a decir, aludiendo a que, al parecer, mi condición de lesbiana influirá, a partir de ahora, en la calidad de mi escritura y, sobre todo, en las críticas (opiniones) que reciba.

Algo parecido a lo que hace unos días le pasó (otro hecho), en esa misma red social, a la cantaora María Peláe. «Tu voz es maravillosa, tu música es renovada y hermosa, y tu interpretación es de gran nivel... Pero me choca tu homosexualidad», le dijo un tuitero. Y la Peláe, puro arte, respondió: «Si te choca lo último, me parece que no entendiste nada de lo anterior. Qué choque que te choque, qué más te dará con quien yo me choque». Pero les da. ¿Qué les habremos hecho? Y esto último es, sí, una opinión.

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