El triángulo

Rozalén

Rozalén

Rozalén / Rozalén + Pep Gimeno

Ángela Labordeta

Ángela Labordeta

Si las cosas ocurren por casualidad, viva la casualidad, pero son tan pocas las cosas que ocurren por casualidad, que es más sensato decir que en esa ocasión la suerte estuvo de una parte, de mi parte, y con ella se desvistió todo lo que de raro y oscuro tiene la vida. El pasado lunes tuve la suerte de entrevistar a Rozalén, dentro del ciclo ‘El tiempo de las mujeres’ organizado por el Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social de la Universidad de Zaragoza y que coordina Luis Alegre, y fue algo así como un cordial paseo por su vida, por sus recuerdos y por todas aquellas cosas que la hacen más fuerte y débil al mismo tiempo, como ese momento que nos regaló a los allí presentes al decir que tiene miedo de que el público la olvide, al tiempo que aseguraba que tiene muchas cosas por contar y cantar todavía. Y así es. Lo que ha contado y cantado está en sus discos y en esa forma tan leal que tiene de entender la vida, el paisaje, la familia, la libertad, a los amigos y el horror que nos acompaña a diario con las imágenes de un mundo que poquito a poco se desmorona y que Rozalén no entiende bien, porque le hace daño, porque su hipersensibilidad le impide asumir tanto dolor y deshonra.

De ella me gustaron muchas cosas: su voz, sus manos, sus ojos despiertos y alegres, su forma de recordar a su abuela que era y es para ella la voz de la sabiduría, la nostalgia hacia su padre recién desaparecido, hacia su madre enorme en su complicidad y hacia esas otras vidas que se abren despacio a ese capítulo que se llama vida. Fue un rato delicioso, diría, porque se respiraba amor, el que ella despertaba en cada uno de sus agradecimientos por llegar a ser quien es y el que le público le devolvía entre aplausos, sonrisas, expectación y muchas muchas fotos que cada cual pondrá en el lugar de sus recuerdos que considere.

No faltaron las gentes de la Ronda de Boltaña ni la presencia del inigualable Kase.O o de Gaizka Urresti, con quienes la de Albacete ha colaborado, porque como ella misma precisó trabajar con otros ayuda a que la música se ensanche y la vida va de eso y no de alargarla en beneficio de una misma. Acariciamos a la mujer que sufre, a la mujer comprometida, a la mujer que quiere oler la tierra para no olvidar que en su infancia fue verdaderamente libre y que con vehemencia quiere recuperar esa libertad que el tiempo y los otros le han ido arrebatando. Pero sobre todo disfrutamos con una mujer honesta, feliz, sensatamente feliz, intuitiva, trabajadora y que en el amor que le cabe, y es mucho, regala momentos de intensa complicidad. Gracias.