Atalaya

Bienvenido Mister Marshall (…Perdón, Monsieur Puigdemont)

El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont

El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont / Europa Press - Archivo

Remedio Sánchez Férriz

Remedio Sánchez Férriz

A punto de cumplir 50 años de dedicación a la universidad se me ha presentado la ocasión de recordar públicamente algo que siempre me ha encantado. Lo utilicé en la primera clase que di sobre la opinión pública en un aula repleta de 300-400 alumnos como eran las de entonces y, para colmo, nerviosa porque quiso acompañarme mi maestro y estaba junto a mi, lo que me producía un temor reverencial.

Cuantas cosas han pasado desde entonces… España se constituyó en una democracia, los cambios fueron tantos que, como Alfonso Guerra advirtiera no la iba a conocer ni su madre; pero he de añadir, para bien.

Los años socialistas, sin perjuicio de algunas sombras mas hacia el final del período, nos trajeron importantísimas leyes de cambio. Y se constituyeron las instituciones, aunque en algún caso, como el mas decisivo del Tribunal Constitucional y el Poder judicial con cierta trastienda, con la esperanza de poder ir «reconduciéndolo». Este sí es un error que con el tiempo nos pesa cada vez más.

Pero, entre tantos vaivenes y andirivienes, nunca me volvió a la mente y encontré un parangón semejante de un hecho histórico tal como ahora lo voy a referir.

No me gustaba repetirme mucho en las clases y por esa razón la cita de Le Motiteur que ahora ofrezco al lector, apenas si la utilicé en otra ocasión nada más. Honestamente, la tomé de Luis González Seara a quien de nuevo cito ahora (de su libro Opinión pública y comunicación de masas).

No sé si me falla la memoria o nunca en la democracia se ha producido una realidad político-jurídica como la actual que pueda describirse tan certeramente como se hace en esta cita. Aun recuerdo cómo me extrañó su referencia a Rousseau al decir que la representación es un preludio de la ruina del Estado…Ahora no sé qué decir.

Pero vamos a la cuestión. Le Moniteur de Francia dedicó una serie continuada de titulares (de los que solo se destacan aquí los principales) que yo no puedo de recordar en paralelismo con la última de las ocurrencias del Sr. Sánchez, ya ahora expresamente reconocida ante su Comité Federal.

En aquel caso histórico se trataba de marzo de 1815 y el motivo fue que Napoleón partió de Elba.

El 9 de marzo el titular decía: «El monstruo escapó del lugar de su destierro».

El 19 de marzo: «El ogro corso ha desembarcado en San Juán».

El día siguiente: «El tigre se ha mostrado en Gap. Están avanzando tropas por todos lados para detener su marcha. Concluirá su miserable aventura como un delincuente en las montañas».

12 de marzo: «El monstruo ha avanzado hasta Grenoble».

13 de marzo: «El tirano está ahora en Lyon. Todos están aterrorizados por su aparición».

18 se marzo: «El usurpador ha osado aproximarse hasta 60 horas de marcha de la capital».

19 de marzo: «Bonaparte avanza a marchas forzadas pero es imposible que llegue a París».

20 de marzo: «Napoleón llegará mañana a las murallas de París».

21 de marzo: «El Emperador Napoleón se halla se halla en Fontainebleau».

22 de marzo: «Ayer por la tarde Su Majestad el Emperador hizo su pública entrada en las Tullerias. Nada puede exceder el regocijo universal».

Sinceramente, siempre hemos dicho que los españoles vamos con mucho retraso respecto de los franceses. Nunca se ha cumplido todo tan a la paralela perfección como ahora. El Presidente ‘en funciones’ ha demostrado ser capaz de ‘lo más de lo más’. Y aquí parece que pronto tendremos al Emperador y no sé si habrá que sacar autobuses para mostrar nuestro júbilo.