tierra de nadie

Bildu se institucionaliza

Joseba Asiron (EH Bildu), alcalde de Pamplona al ganar la moción de censura a UPN.

Joseba Asiron (EH Bildu), alcalde de Pamplona al ganar la moción de censura a UPN. / EFE

Alexis Marí

Alexis Marí

En el marco de una democracia consolidada, es imperativo reconocer y celebrar la diversidad de voces políticas que emergen en distintos territorios. La reciente elección de un alcalde de EH Bildu en Pamplonaes un ejemplo claro de la normalidad democrática que, con el tiempo, ha permitido la inclusión de diferentes perspectivas en la gestión pública.

En España, la pluralidad política es un pilar fundamental de su sistema democrático, y la elección de representantes de distintas ideologías debería ser vista como un reflejo de la riqueza y madurez de nuestra sociedad. En este sentido, la llegada de un alcalde de EH Bildu a la alcaldía de Pamplona es un paso más hacia la consolidación de una democracia que valora la participación de todos los ciudadanos, independientemente de sus afiliaciones políticas.

Es crucial recordar que la democracia se construye sobre la premisa de la libertad de expresión y la participación ciudadana. Durante décadas, hemos sido testigos de un diálogo político que, en su esencia, abogaba por la resolución pacífica de conflictos y la renuncia a la violencia como medio para alcanzar objetivos políticos. La transición hacia un escenario donde algún partido que defendía la mal llamada «lucha armada» los ha conducido a dejar de lado esa defensa del uso de las armas y ha sido un logro colectivo que ha permitido el florecimiento de un sistema basado en la discusión y el consenso. Además, Joseba Asirón, el nuevo alcalde de Iruña, ha destacado siempre en la formación soberanista por la condena sin paliativos del terrorismo y del uso de la violencia. Y hay que destacarlo porque dentro de la coalición a la que pertenece no son pocos los que desde el minuto uno de su adscripción política, nacieron condenando la violencia terrorista.

Bildu, un partido vinculado a la izquierda abertzale, hoy es más plural y más abierto, solo hace falta estudiar sus últimos resultados electorales. Este acontecimiento no solo demuestra la apertura del sistema democrático, sino también la capacidad de los partidos para adaptarse y transformarse en agentes legítimos de cambio.

Es relevante destacar que la alcaldía de Pamplona, en manos de EH Bildu, puede ser una oportunidad para la construcción de puentes entre diferentes sectores de la sociedad. La colaboración y el diálogo son esenciales para abordar los desafíos que enfrenta cualquier comunidad, y la diversidad política en la gestión local puede enriquecer la toma de decisiones. EH Bildu aún tiene que dar más pasos por la convivencia, de eso no cabe duda.

En conclusión, la elección de un alcalde de EH Bildu en Pamplona es un indicador de la salud democrática de nuestro país. La normalidad de este evento radica en la capacidad de la sociedad para aceptar y respetar la pluralidad de opiniones políticas.