Vita da mediano

El eterno invierno de Lim

"Me gusta pensar que en la coincidencia entre el fin del mercado de invierno futbolístico y la festividad de la marmota hay encriptada una conexión"

El Valencia CF hace oficial el fichaje del extremo Peter Federico

El Valencia CF hace oficial el fichaje del extremo Peter Federico / Levante-EMV

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Mañana viernes, 2 de febrero, en Punxsutawney (Pensilvania), y en un puñado de núcleos agrícolas de Estados Unidos y Canadá, tendrá lugar el «Día de la marmota». Una festividad mundialmente conocida por la comedia protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell. La creencia popular sostiene que si la marmota, al salir de su madriguera, no ve su sombra por haber amanecido nublado, significa que el frío terminará pronto. Sin embargo, si la marmota ve proyectada su sombra por el sol y regresa a la madriguera, el resultado será que el invierno durará seis semanas más. Me gusta pensar que en la coincidencia entre el fin del mercado de invierno futbolístico y la festividad de la marmota hay encriptada una conexión. Que tras el final de la ventana de fichajes también podemos deducir si el invierno futbolístico acabará, dando paso a las expectativas de la primavera, o si por el contrario el ambiente glacial se prolongará durante mes y medio. En el trópico de Mestalla, aunque no nos da por vestir con monos vaqueros, camisas afelpadas, ni gorras con orejeras forradas (es más, transportamos a la congelada Minnesota la estética retro de la camiseta Nike de la 2000-01), la realidad es que, con cada entrada de febrero, el frío se intensifica y se dispara la pesadumbre. Regresa, con su puntualidad gris y dickensiana, el invierno de Lim.

Rubén Baraja antes del Valencia - Barcelona

Rubén Baraja / J.M. López

Expresiones para exhibir el agotamiento

En «Cuando el invierno era el invierno» (Acantilado), Bernd Brunner se sumerge en los mitos y prejuicios del invierno desde todas sus vertientes históricas, biológicas y antropológicas. Desde de donde proviene la sensación de felicidad de los niños lanzándose bolas de nieve, a por qué se cree que el invierno es una estación mala o la capacidad del ser humano para adaptarse a un estado de hibernación. El autor berlinés podría añadir el fascinante caso del invierno valencianista, de la larga noche de Meriton Holdings Limited, en el que esta estación marca, indefectiblemente, el final de la paciencia de cada entrenador. De Prandelli, a Gracia, Bordalás y Gattuso, varían las expresiones para exhibir el agotamiento y frustración ante tantas mentiras contra la línea de flotación del club que sabotea desde el absolutismo accionarial. De todas las fórmulas, me quedó con las formas, el fondo, la entonación, la pausa y el gesto grave de Claudio Cesare Prandelli cuando afirmó aquello de que el Valencia «está controlado por personas de números y el fútbol necesita pasión». También he simpatizado con el equilibrismo que no equidistancia de Baraja, capaz de explotar cada gramo de rendimiento de un plantel juvenil y reclamar con insistencia refuerzos por la vía de la discreción interna, al tiempo que traslada mensajes públicos con corrección, pero más contundentes de lo que aparentan. El amor al club y la oportunidad de dirigir al equipo de su vida han obligado al Pipo a echar mano de toda la intuición, la inteligencia y el sentido de club que desplegó durante una década de cambios de orientación de 40 metros con el 8 a la espalda.

Sin embargo, por mucho que Mestalla se haya aclimatado y resistido a la hostilidad de cada azote del invierno de Lim, llegando a florecer un equipo joven y rebelde entre el inhóspito paisaje del 92% de acciones del empresario singapurés, el ataque a una plantilla que reclamaba las herramientas justas para dar el salto a Europa, merece un nuevo ejercicio de mestallismo. Por dignidad, por orgullo, porque el final de la pesadilla está más cerca de lo que podamos pensar. La hinchada volverá a exhibir la musculatura social de casi 105 años de vida. Llenará Mestalla, dará calor a los chavales, herederos del Valencia de 1987, volverá a las calles. El Pipo, que comprende toda la idiosincrasia del que siempre será su club, también deberá dar con la lectura correcta del momento, pese al intento desesperado por Mir. Y dar el paso adelante que acelere el final del eterno invierno de Lim.