Opinión

Comprometidos con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible

 La inclusión de la Secretaría de Agenda 2030 en el seno de la Comisión Ejecutiva Nacional del PSPV-PSOE elegida en el Congreso extraordinario de Benicàssim, encabezada por la Ministra y Secretaria General Diana Morant, y que tengo el honor y responsabilidad de impulsar, muestra nuestro compromiso estratégico con el desarrollo sostenible, tal y como definió la Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas del 25 de septiembre de 2015, también porque el mismo responde esencialmente a una visión socialdemócrata de la sociedad global, al poner el crecimiento económico al servicio de la consecución de los derechos más básicos y dentro de los límites ambientales de la Tierra.

De acuerdo con la citada resolución, titulada “Transformando nuestro mundo: la Agenda 2030 por el Desarrollo Sostenible”, 193 países adoptaron en tal fecha un “plan de acción” que incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas concretas, orientados a alcanzar un mundo libre de penalidades, más libre, justo y pacífico, en línea con la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos, y los Tratados internacionales sobre Derechos Humanos. Cabe recordar aquí el Convenio Internacional de Derechos Económicos, Sociales, y Culturales de 1966, por lo que los ODS son instrumentales para la plena realización de tales Derechos.

Los antecedentes de esta importante agenda por la justicia social y medioambiental a escala global ha sido por tanto respaldada por un enorme consenso planetario en el seno de las Naciones Unidas, y cuyo horizonte de cumplimiento es precisamente el año 2030. Los ODS se adoptaron al momento del 70 aniversario de la ONU, y quince años después de la Declaración del Milenio, que estipuló precisamente una serie de objetivos con el horizonte del 2015. Aunque obviamente no se alcanzaron todas las metas, sí que hubo progresos significativos en áreas como la reducción de la mortalidad infantil y de muertes por SIDA y tuberculosis, y la salida de la pobreza extrema de 470 millones de personas. De ahí lo imperioso no solamente de mantener esta visión de largo plazo sino de concretarla en objetivos y metas medibles a lo largo del tiempo.

Los ODS son los siguientes: erradicación de la pobreza (1); erradicación del hambre y agricultura sostenible (2); acceso a la sanidad y erradicación de las enfermedades (3); educación inclusiva y de calidad para todos (4); igualdad de género (5); acceso al agua y al saneamiento (6); acceso asequible a una energía constante y sostenible (7); crecimiento económico sostenible e inclusivo, incluyendo el pleno empleo y condiciones de trabajo decentes (8); infraestructuras resilientes e industrialización sostenible e innovadora (9); reducción de la desigualdad entre países y dentro de los mismos (10); ciudades seguras, resilientes, inclusivas, y sostenibles (11); producción y consumo responsables (12); lucha contra el cambio climático (13); conservación de los océanos y uso sostenible de los recursos marinos (14); proteger y restaurar el ecosistema terrestre, detener la desertificación y la degradación de la biodiversidad, y uso sostenible de los recursos naturales (15); promover sociedades pacíficas e inclusivas e instituciones responsables, incluyendo el respeto al Estado de Derecho y la lucha contra la corrupción (16); fortalecimiento de la capacidad de implementación de la propia Agenda y partenariado global por el desarrollo sostenible (17).

También es destacable que los ODS nos comprometen a todos, con independencia del nivel de desarrollo, pues también hay pobreza (aunque no extrema) y desigualdades (crecientes) en los países desarrollados, y además el reto de la sostenibilidad ambiental de la actividad económica y la lucha contra el calentamiento del planeta es común a todos los Estados. De hecho España y la Unión Europea están plenamente asociados a la Agenda 2030, tanto en su acción para la cooperación al desarrollo, como en el ámbito interno. Tan es así que la misma influyó el Programa de Trabajo de la Comisión Europea de la legislatura 2019-2024, con iniciativas como el Pacto Verde para la neutralidad climática, y también en mayo de 2023 se publicó la primera auto-evaluación voluntaria sobre el grado de cumplimiento de los ODS en los Estados miembros de la UE.

Ciertamente la Agenda 2030 requiere un enfoque transversal ya que atraviesa la mayoría de las políticas públicas de los Estados, de ahí que el gobierno de Pedro Sánchez haya acertadamente contado desde 2018 con un Alto Comisionado primero, y sucesivamente una Secretaría de Estado, encargados de hacer el seguimiento del cumplimiento de los ODS en nuestro país. En realidad es ésta una tarea que compete a todos los niveles de gobierno, incluyendo a Comunidades Autónomas y los entes locales, y no solo con relación al objetivo número 11 (ciudades sostenibles), por lo que la Red de Entidades Locales por la Agenda 2030 de la Federación Española de Municipios y Provincias es estratégica. También en la Comunitat Valenciana en tiempos de Ximo Puig se creó la Alianza de Ciudades por el Desarrollo Sostenible (2016) y había una secretaría autonómica con esta función, desempeñada competentemente por Toñi Serna. Desgraciadamente ahora el Consell incluye hoy a Vox, una fuerza política neofranquista que ha convertido en una seña de identidad el rechazo y desprecio a la Agenda 2030, con el beneplácito de Mazón. Habrá pues que concluir que están en contra también de reducir la pobreza, la contaminación, y del pleno empleo, además por supuesto de rechazar la igualdad de género y los derechos de las minorías.

Desde el PSPV-PSOE en cambio consideramos que debemos y podemos impulsar aún más si cabe la Agenda 2030, difundiéndola entre los más jóvenes a través de las escuelas, y colocándola en el centro de nuestra alternativa política, así como en el próximo programa de la Comisión Europea, pero también en la Agenda Estratégica del Consejo Europeo, además de incorporar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la próxima revisión de los Tratados comunitarios.