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Literatura

A la tercera salió el sol para Hemingway

"Don Ernesto" empezó a escribió "Fiesta" en una pensión de la Baixada de Sant Francesc

A la tercera salió el sol para Hemingway

El próximo día 22 de julio hará 90 años exactos que el escritor de Chicago, Ernest Hemingway, siendo un jovencito y solo con dos publicaciones a sus espaldas, se puso a escribir en Valencia la que sería su primera gran novela. Lo que apuntó aquel día en el incipit fue Fiesta y siguió a buen ritmo.

El que en el futuro llamarían Don Ernesto y Papá estaba lejos de pensar que su novela sobre la «generación perdida» avanzaría imparable, a partir del momento en que había situado, junto al grupo de expatriados, un joven torero, al que bautizó Romero (y que era un trasunto de Niño de la Palma, padre de Antonio Ordóñez, abuelo de Carmina, y bisabuelo de Francisco Rivera Ordóñez).

Sabemos por sus cartas y telegramas, y declaraciones más tarde en sus memorias, que iba toda vela, llegaba a presumir de tener 60.000 palabras en pocos días (se lo dice a Silvia Beach y a su padre, a éste en telegrama, sí, desde Correos, pero quienes ahora lo señalan, entusiastas aficionados, no saben ni donde ni cómo se acreditar eso, tal vez lo han leído tres veces en Levante-EMV o en Hemingway en nuestro tiempo). No estaba mal para quien escribía pequeñas historias, que publicó en Ten poems o en en nuestro tiempo (sic). Solo uno o dos grandes relatos inéditos auguraban que había madera, talento y sobre todo, estilo.

Venía aquel joven con su esposa, no pudo parar en el Palace de la calle de la Paz, flamante y caro, y buscó otro acomodo donde plantar su Corona, y escribía en la cama, lo de escribir de pie era un mito de su etapa cubana que vendió a los de Partisan review (a G.Plinton, gracias a cuya traducción al español descubrí tempranamente su arraigo con Valencia, lo que solamente Edward G.Stanton remarcaría más tarde en su magistral libro Hemingway en España, de obligada lectura).

Estos días pasados los toros han centrado en el calor del verano la pasión y la polémica. El cuando llegó (dos viajes anteriores a este trascendental) se sintió atraído por este espectáculo sangriento y dramático, con fieras y luchadores (ya conocía Sangre y arena de Blasco Ibáñez, a quien despreciaba). La muerte en directo, opinó lacónico con tres partes, como una tragedia, eso lo copió de Richard Ford.

Como fuera, en plena racha creativa, se fue para el norte, y en Bayona repasó y llegó al final, tenía 250 folios, las correcciones le llevarían un año entero en Schruns, Austria. Y dándole vueltas eligió un título definitivo de la Biblia del King James, The Sun Also Rises. Pero tenía un problema, no quería que le editara Horacio Livereigh y para romper el acuerdo propuso otro libro, Lluvia de primavera (sacado de Turgueniev) una sátira del mundo literario, y en cierto modo Fiesta también lo es, arranca con el escritor Jacob Loeb, judío, y se centra en Jakes Barnes, un impotente, herido en la Gran Guerra, como él. Junto a ellos Brett Ashley, una mujer fatal, o la Belle Dame sans mercy. El grupo vive el entusiasmo en Pamplona, pasan por el río Irati, donde pescan y hasta cruzan Roncevalles y luego Jakes y Brett se reencuentran en Madrid, tras el tórrido romance de ella como el torero. El final es tragicómico, opina Stanton con Carlos Baker, que sería su primer biógrafo en 1961.

He visto correr a extranjeros y los locales, en las vaquillas de Torreblanca, en 1974, y presidía la madre de Carlos Arruza, la hermana de León Felipe, con su nieto al lado, a quien veríamos luego en una adaptación española de Sangre y arena, junto a Sharon Stone, cosas de la vida.

Y he corrido, muy tempranamente delante de los toros, en Teruel, podría tener yo 9 o 12 años a los sumo, iba de la mano de Ramon (lo conté en 1981 en Ambit perdurable) y ahora el hijo es el decano de Psicología. Y sí, he sido estrecho amigo de Litri, que ignora que el más largo poema de Hemingway está dedicado a la muerte de su tío, el que tenía novia en Gandia. Como tuve la alegría de estar acompañado por Rivera Ordóñez al inaugurar la muestra sobre el escritor en La Beneficencia, en 1999. Yo la tenía planteada desde 1989 lo menos.

Esto y mucho más conté en un «dossiers» de Canal 9 en el que no salía mi nombre para nada ni cuando hablaba y donde no se ve mi rastro en los agradecimientos siquiera. Como grabaron dos veces el «itinerario Hemingway en Valencia». Ahora están en el limbo. Pero Hemingway cabalga, hay Hemingway para rato, de aquí al centenario.

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