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El artificio líquido de Christto & Andrew

Christto Sanz (Puerto Rico, 1985) y Andrew Weir (Sudáfrica, 1987)

Una modelo negra posa con ropa vintage, peluca rubia platino y gafas de sol futuristas rescatadas de un pasado no muy lejano, su perfil seduce misterioso. Intuimos sus ojos, destacan los labios voluptuosos pintados de rojo luciendo una belleza atípica de sonrisa leonardesca en un entramado celeste que sublima tonos pastel para confundir al espectador: ¿En qué época estamos? ¿Cuándo fue tomada esta fotografía? ¿Qué quiere transmitirnos? Es actual, es fuerte, es crítica y nos suena a rabiar porque ha sido hace nada portada de una de las revistas de arte internacionales más punteras, la neoyorquina GUP Magazine, además de representar el cartel de Paris Photo 2015.

Glory of the Artifice / Liquid Portraits es el título de la exposición de Christto Sanz (Puerto Rico, 1985) y Andrew Weir (Sudáfrica, 1987), colectivo residente en Doha (Qatar), que puede verse hasta el 29 de abril en la galería Espai Tactel de Ruzafa e incluye esa y otras magníficas fotografías que a nadie dejarán indiferente. Predominan retratos y naturalezas muertas que se nutren de la moda, de iconos e hitos culturales en un choque que nos acerca al mundo árabe desde una perspectiva extraordinaria. Los rostros son siniestramente realistas, su colorido exagerado, vivo, eléctrico, permite la aparatosa convivencia de retratos humanos y animales con bodegones contemporáneos aunando joyas, artilugios del hogar y elementos futuristas que hablan de una voluntad de progreso forzada.

Obras correspondientes a dos series fotográficas nunca antes vistas en Valencia conforman la muestra, a saber, Glory of the Artifice (2016-2015) y Liquid Portraits (2015-2014), una selección realizada por los galeristas Ismael Chappaz y Juanma Menero en la que el espacio físico donde se ubican las piezas tiene especial relevancia y ha sido intervenido con vinilos que convierten la experiencia de la visita a la galería en una gran instalación producida por la empresa valenciana Momentolux, laboratorio de fotografía que ha realizado un despliegue técnico impactante en la sala. Así, la imagen de unas dunas plasmada directamente en la pared de suelo a techo junto a varias fotos de enmarcación cerúlea, dorada, rosa o verde crea un efecto hipnótico y nos introduce en el universo del dúo artístico sirviendo de puente entre sus distintos trabajos, como el escenario perfecto frente a otro gran vinilo que es un cielo azul degradado a violáceo sobre el cual se expone una composición rotunda. Para postre el resto de las paredes han sido pintadas en consonancia ex profeso.

Cada una de las imágenes que encontramos en la exposición es producto de una reflexión simbólica sobre las estratificaciones habidas en la sociedad qatarí donde los artistas andan inmersos, trabajando e integrándose no sin ciertas dificultades. Sutil crítica a la diferencia de clases, la opulencia, los contrastes entre estilos de vida de ricos y pobres, entre el afán de superación y de modernización de las calles, los edificios etcétera y los suburbios que habitan obreros de la construcción de esos lujosos lugares tan artificiales.

Los retratos líquidos entroncan con la irónica glorificación del artificio en la obra de estos artistas que parecen señalar con ella la fragilidad de los vínculos humanos que apuntaba Bauman en su célebre libro Amor líquido, donde describía el tipo de relaciones interpersonales que se desarrollan en la posmodernidad. Según el autor se caracterizan por la falta de calidez y por una tendencia a ser cada vez más fugaces, superficiales, etéreas y por ende poco sólidas, como las megaconstrucciones producto del petróleo, del oro negro, líquido, contaminante y cada vez más al borde de agotarse, momento final en el que tendremos que plantearnos la probabilidad de un retorno a lo natural en el que la cotidianidad sin doblez recuperará su valor.

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