Capitalismo patriarcal

Dos obras muy distantes en apariencia y, en el fondo, tan cercanas en su reflexión.

Capitalismo patriarcal

Capitalismo patriarcal / Álvaro Pons

Álvaro Pons

Uno tiene como escenario las lejanas zonas mineras petrolíferas de Canadá y se basa en la experiencia personal de la autora desde la revisión íntima. El otro ocurre en la España moderna de las corporaciones, pero tomando la vivencia propia como base de una sátira mordaz que bebe de la Escuela Bruguera. Podría decirse que dos tebeos, así descritos, tienen poco más en común que la presencia de una autora en su portada pero lo cierto es que, pese a las distancias, Patos, de Kate Beaton (Norma Editorial, traducción de Gema Moraleda) y Hecha a sí misma, de Alicia Martín (Aristas Martínez) hacen una disección de la sociedad moderna desde el interior de diferentes industrias que confirman la realidad del papel secundario reservado a la mujer y las dificultades para posicionarse en sistemas estructurados sobre un amplio dominio masculino.

Capitalismo patriarcal

Capitalismo patriarcal / Álvaro Pons

Beaton deja de lado su original y ácida visión satírica de la historia y la literatura de Hark! A Vagrant para contarnos su propia peripecia personal, poniendo el acento en ese trayecto en muchos de los problemas que sufre la juventud para poder independizarse y, en particular, la mujer. La opresión de los préstamos universitarios lleva a una joven de la costa canadiense a trabajar para ahorrar en la dura industria de la minería de arenas petrolíferas de Alberta, bien pagada pero totalmente masculinizada, lo que le obligará a sufrir todo tipo de comportamientos tóxicos: acosos, comentarios machistas, consideración de la mujer como alguien que «sobra» en ese entorno… Un ser inferior según un machismo arquetípico multiplicado por la dureza del trabajo. Beaton consigue trasladar al lector con exquisita minuciosidad todo lo ocurrido, como una experiencia catártica de transformación en la que diferentes temas van tomando forma como aprendizaje personal, primero desde el agobiante miedo al futuro para después pasar a descubrir el machismo sistémico enquistado del entorno de trabajo, pero no deja de lado otras reflexiones, por ejemplo sobre conservación de la naturaleza, que le llevarán inexorablemente a pensar sobre la desaparición de los pequeños pueblos y la invisibilizada situación de los aborígenes canadienses (curiosamente, también señalada por otro historietista, Joe Sacco). Sin renunciar a una mirada humorística, la implicación personal hace fácil empatizar rápidamente con una obra que obliga a la reflexión desde un planteamiento que universaliza su mensaje.

Por su parte, la obra de Alicia Martín nos lleva a una imaginaria empresa española de publicidad donde la pobre Cuca intenta convencida poner en práctica los consejos de los libros de autoayuda que adora, intentando encontrar la puerta del famoso ascensor social para subir en un escalafón dominado por hombres cuyo único mérito suele ser haber sido hijo de alguien. Con un planteamiento satírico y formal que recuerda la vitriólica sátira de las series de Vázquez, Cifré o Conti para la mítica DDT de Bruguera, pero actualizada a las modernas series de TV que han tenido la voracidad empresarial y el mundo de la oficina como centro, Martín va componiendo una comedia descacharrante donde nada ni nadie se salva de unos acertados dardos donde no es difícil encontrar la sombra del humor negro de Azcona. La obsesión por el éxito, el machismo estructural, la percepción distorsionada de la propia imagen, las relaciones familiares y las laborales entrarán sin problema en este mundo de «lobos del Wall Street» de baratillo, en el que incluso hará entrada estelar una inteligencia artificial que resultará eficaz herramienta de reflejo de ese absurdo mundo empresarial que solo cuenta la apariencia de éxito y muy poco la inteligencia. Un debut galardonado con toda lógica y merecimiento con el II Premio Aristas Martínez de Novela Gráfica, que sorprende por su ambición y coherencia para ser una primera obra y que permite augurar un excelente futuro para esta autora.

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