La fuerza lituana

La crónica de una de las revoluciones más insólitas después de la Segunda Guerra Mundial: la invasión soviética de Lituania en 1991.

La fuerza lituana

La fuerza lituana / Eusebio V. Llàcer

Eusebio V. Llàcer

Entre corazones de ámbar se entreteje con los hilos de la historia de la lucha por la libertad. La novela nos acerca a Lituania, un país frío y casi invisible para nosotros, del que desconocemos casi todo, en uno de los episodios de la historia reciente de Lituania, la difícil, violenta y cruel independencia de la URSS. No hay cambio sin generosidad, la generosidad vital de Nicolás es el espejo de sus personajes. Seremos testigos de las vivencias y las emociones de Marcos, Alberto, Milda, Rasa, Laima, Andrius, Paulius, y tantos otros que hacen posible que esta narración tome forma. Especialmente los personajes femeninos son poderosos y sabios. Así, Milda, a través de las palabras de su nieta Rasa, nos ofrece su visión de los años 40: los deseos imperialistas de la Alemania nazi, la invasión soviética y los crímenes contra la humanidad: «Lituania se encontraba como una cáscara de nuez en medio de una tormenta en el océano con ondas gigantescas que, a veces provenían del este y otras veces del oeste; sin rumbo, sin un áncora donde apoyarse, sin un puerto donde refugiarse» (189).

Décadas más tarde, nos encontramos en el mismo escenario de la novela, ahora en 1991. Gorbachov y la Perestroika, y el conflicto en el Golfo Pérsico dirigen la atención periodística mundial hacia otros focos. A Vilnius llegan Marcos y Alberto, periodistas novatos con una encomienda a la altura de unos personajes a los que todavía no les ha alcanzado la tragedia ni la impotencia, para dar a conocer al mundo los acontecimientos que conducirán a la libertad de Lituania. El periodismo se presenta con todo el respeto por un oficio de raza, un trabajo esencial respetado y poco prostituido, referenciando a periodistas como Orianna Falacci o Robert Cappa.

El dominio del ritmo narrativo lleva al lector a navegar emocionalmente entre las olas de la historia y la intrahistoria de los personajes que la hacen posible. Impactantes imágenes cinematográficas nos recuerdan el género de espías vivido entre las sombras y el misterio de un régimen opaco asentado en la sospecha: «El alumbrado de la ciudad de Vilnius desprendía una tristeza agónica [...] De vez en cuando, hacía algún comentario sin alzar demasiado el tono de voz y les hacía ver que la soledad y el desencanto se podían palpar en las calles desiertas de la ciudad» (70). Observamos también unos personajes muy bien trazados como Paulus, descrito por «sus formas y modales ocultaban un personaje siniestro [...] Todo parecía estudiado y calculado al igual que uno de esos rostros enigmáticos y fríos de las películas de Hitchcock» (76).

La pareja de nuestros jóvenes periodistas realiza una simbiosis perfecta: su trayectoria dentro del universo de la novela se entrelaza y se separa de modo inesperado. Nada es previsible en la narración como tampoco lo es en la relación de los dos protagonistas, Marcos Suárez y Alberto Sastre, complementarios, opuestos y equidistantes en su compromiso por un pueblo que reclama aires de libertad. La relación entre los dos no se encuentra exenta de ingeniosos toques de humor y de desavenencias, como mandan los cánones de las buenas relaciones. Y, por último, el amor entre las personas, tierno y acogedor, templando el desencanto y el desasosiego de la desesperanza. Este amor universal es lo que permite que este relato tan bien trazado por Nicolás nos llegue al fondo del corazón de nuestro ámbar particular. La elección que hace en la forma de presentar la narración, revela un relato amable, cercano y con un gran dominio literario.

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