El origen de la ciudad de Algemesí supone una incógnita que, todavía hoy, no ha sido resuelta en su totalidad. Hay constancia de que la semilla de la ciudad se formó a partir de una antigua alquería islámica pero se desconoce la ubicación original. Por ello, la basílica de Sant Jaume de Algemesí ha sido objeto de estudio durante meses por parte de un equipo de la Universitat Politècnica de València (UPV), encabezado por Joaqui García y José Ferrandis, doctor en Arqueología, con el objetivo de profundizar en los orígenes del templo y quizá de la localidad de la Ribera. Los primeros hallazgos hablan de la iglesia original del siglo XIII, un descubrimiento histórico que se remonta a la época de la reconquista cristiana.

«Los panaderos», en árabe al-jabb?z?n, fue el apelativo con el que se conoció a los primeros pobladores de la alquería islámica (comunidades rurales que se construían alrededor de la medina árabe) y que, posteriormente, dio nombre a la ciudad. Dicha construcción pretende ser localizada ahora por el equipo de arqueólogos, quienes han levantado parte del pavimento de la iglesia para proceder a la excavación subterránea del templo, en la que aspiran a llegar a los tres metros de profundidad. El proyecto, que tuvo como punto de partida un encargo del Ayuntamiento de Algemesí a la UPV sobre las patologías de la basílica, se ha centrado en una primera fase en el estudio del sistema constructivo, el análisis arqueológico y el estado de conservación.

«Tenemos tres iglesias en Algemesí en el mismo lugar. Una iglesia dentro de otra iglesia», afirma el doctor en Arqueología José Ferrandis. Es la conclusión a la que han llegado los arqueólogos que trabajan en la excavación. Por una parte, bajo la iglesia actual -que data del siglo XV- se han encontrado restos de la Guerra Civil española, debido a los diferentes usos que se dio a los templos religiosos durante la contienda. Sin embargo, en un estrato inferior a estos materiales se encuentra una cripta rellenada con grava de río tras su colapso, junto a unos muros ahora descubiertos, y cuyo origen datarían de la época de Jaume I o inmediatamente posteriores. «Contamos con el 90% de seguridad de que se trata de la iglesia que las fuentes nos hablan en el año 1278», argumenta Ferrandis. El proceso de excavación no finalizó con dicho descubrimiento. Los arqueólogos localizaron restos de un pavimento antiguo que fue reutilizado como relleno para el pavimento actual.

Además, la existencia del cementerio en la misma ubicación que la basílica actual supone un paso adelante en la comprobación de la presencia de una iglesia anterior a las otras dos. Por tanto, los profesionales aseguran que se trata de un emplazamiento en el cual, a lo largo de la historia de la ciudad, se ha levantado una iglesia tras otra, hasta el punto de contar con tres centros en una, y en el cual se podría encontrar la antigua alquería islámica. «No hay que descartar que el origen de la ciudad esté bajo de la iglesia actual, aunque aún no lo hemos encontrado», destaca Ferrandis.

Asimismo, el estudio de los muros y la planta de la basílica ha permitido el reconocimiento de la que podría ser la puerta original de la Capilla de la Comunión, ya que anteriormente se accedía a la basílica por detrás, es decir, por la calle València; además de hallar la zona del altar donde se encontraban las posibles galerías de agua para abastecer el núcleo de la ciudad.