La Policía Local de Carcaixent frustró el viernes un nuevo intento de robo en el Monasterio de Santa María d’Aigües Vives gracias al aviso de un ciudadano que detectó a un grupo de personas que cargaba bultos en una furgoneta. Los agentes se desplazaron a la Barraca y lograron interceptar a cuatro individuos que intentaban sustraer cuadros, televisores y bolsas con ropa, al parecer cortinas y fundas, según explicó el alcalde de Carcaixent, Paco Salom, que confirmó que la policía procedió a la detención de los implicados tras tomarles declaración y los puso a disposición de la Guardia Civil.

Este nuevo asalto al antiguo convento agustino, que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC), se producía apenas dos días después de la reunión mantenida por representantes de la Entidad Local Menor de la Barraca y los ayuntamientos de Carcaixent y Alzira con técnicos de la Conselleria de Cultura para tratar de poner freno al goteo de robos y acciones vandálidas que ha sufrido este inmueble histórico, que carece de actividad desde hace dos años y medio aproximadamente, después de que la empresa propietaria que gestionaba una sala de banquetes en el monasterio -que también contaba con hotel- entrara en concurso de acreedores y acabara cerrando. «La conselleria ha entendido que ya no es cuestión de esperar, que hay que tomar la iniciativa, y se ha comprometido a buscar la forma de blindar o sellar el edificio de una manera respetuosa para evitar el expolio y el vandalismo», señaló Salom.

Las entradas furtivas en el monasterio de la Barraca para sustraer cualquier elemento que pueda tener valor, incluido el cobre, o simplemente para dejar costancia en la red con un video de la visita a un edificio abandonado se han sucedido en el último año, en el que se han multiplicado los avisos a las fuerzas de seguridad.

Hasta dos avisos de robo en una semana

Azulejos, mobiliario, cuadros que carecen de cualquier valor histórico, elementos de cobre o plomo de los baños.... El Monasterio de Santa María d’Aigües Vives, fundado en el siglo XVI, ya ha sido víctima en los últimos meses de un proceso de expolio que, si no ha sido mayor, es gracias a los vecinos de la zona, que se han acostumbrado a alertar a las fuerzas de seguridad cada vez que detectan un movimiento sospechoso. «Es un problema grande que tenemos encima de la mesa, han entrado muchas veces, hay semanas que tenemos un par de avisos porque, afortunadamente, la gente está muy concienciada», relató ayer el alcalde de Carcaixent, Paco Salom, quien reconoció que la situación vivida en el último año ha sido «exagerada».

Cabe recordar que la Guardia Civil ya interceptó a principios de diciembre a cinco encapuchados que habían entrado en el monasterio con una furgoneta. Las llamadas que han obligado a acudir con un urgencia al detectar intrusos en esta propiedad se han repetido.

Por otra parte, cabe señalar que la iniciativa impulsada por el grupo político Demòcrates Valencians a principios de año para reclamar que el monasterio pase a ser público como forma de frenar su deterioro, en respuesta a esta sucesión de robos, computaba ayer 662 apoyos.