Ha costado, pero la Alzira a 30 está a la vuelta de la esquina. Durante la primera quincena del mes de enero la capital de la Ribera Alta verá cómo todo su casco urbano reduce el límite de velocidad a los 30 kilómetros por hora, medida ya implantada en otras grandes capitales españolas y que, si atendemos a las últimas proclamas de la DGT, parece que se instaurará a lo largo de los próximos años como la regla general por todo el territorio español. En Alzira, donde llegará antes, unos radares móviles controlarán el cumplimiento de la nueva norma, pero, según avanzó ayer la concejala de Seguridad, Sara Garés, durante los primeros meses de este cambio a ningún conductor le llegará una multa a casa aunque sobrepase dichos treinta kilómetros por hora: «Habrá un tiempo de adaptación para la ciudadanía, la cosa no va a ser instalar los radares y que empiecen a poner multas», explicó la regidora a Levante-EMV.

La campaña no será «nada agresiva» en sus primeros meses de vida, en palabras de Garés, pero sin que por ello deje de ser útil. El ayuntamiento recabará los datos de los radares para analizar el nivel de desempeño y el grado de adaptación del tráfico alcireño al nuevo límite de velocidad. Si algún conductor sobrepasa de forma reincidente los treinta kilómetros por hora, le llegará un aviso. Y no será hasta pasada «una buena temporada», avanzaba Garés, cuando los radares empiecen a sancionar económicamente las infracciones. La fecha concreta aún está por definir; la previsión es empezar cuando el ayuntamiento estime, a partir de los datos recogidos, que los conductores y conductoras de Alzira han completado su adaptación.

La totalidad del casco urbano de Alzira se verá afectada por esta nueva limitación de velocidad, pero los radares móviles tan solo se instalarán en los puntos con un tráfico más conflictivo en potencia. Con todo, su ubicación exacta aún es desconocida, y dependerá de un estudio sobre el terreno que el cuerpo local de policía está ultimando, según explicaba ayer Garés. Por otra parte, la concejal de Seguridad dejaba la puerta abierta a que determinadas zonas recuperen más tarde el límite actual de 50 kilómetros por hora si la ciudadanía lo demanda, pero siempre si las circunstancias lo permiten. «Puede que alguna vía que no esté situada directamente en el mismo centro vuelva al límite original. En cualquier caso, cuidaremos que no sean zonas donde el paso de peatones sea relevante», verbalizó Sara Garés.

Buena recepción ciudadana

Pensando en la pedagogía que necesita una iniciativa de esta entidad, el Ayuntamiento de Alzira inició hace dos semanas una campaña de concienciación entre la ciudadanía para ir introduciendo la medida, al tiempo que se recogen las primeras impresiones. Para Garés, el feedback recibido ha sido «realmente bueno»: «Siempre encuentras personas reticentes de primeras, pero en general todos se muestran muy de acuerdo», valoraba. El examen final será a partir de mediados de enero, pero de momento Alzira parece apostar por el límite a 30 en busca de una ciudad más limpia y sostenible.