Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Arrolla a un repartidor de comida a domicilio y se da a la fuga en Alzira

«No recuerdo muy bien cómo sucedió, fue todo muy rápido; he tenido mucha suerte», relata la víctima El joven sufre un esguince cervical y magulladuras

Arrolla a un repartidor de comida a domicilio y se da a la fuga en Alzira

Quien tiene la suerte de no haber tenido jamás un accidente de tráfico difícilmente puede comprender a la velocidad a la que éste ocurre. Es cuestión de un instante. Todo va bien y, de repente, estás en el suelo, herido. Es lo que le sucedió a Jorge, nombre ficticio para preservar el anonimato de la víctima. Fue arrollado por un vehículo en un cruce de Alzira regulado por un semáforo durante un reparto de comida a domicilio. El conductor del automóvil se dio a la fuga.

«No recuerdo muy bien cómo pasó, fue todo muy rápido», explica Jorge a Levante-EMV. Él circulaba sobre una ciclomotor, ya que es repartidor de comida a domicilio. Circulaba por la calle Reis Catòlics cuando, en el cruce con Benito Pérez Galdós, sufrió un accidente que, afortunadamente, no tuvo consecuencias de extrema gravedad.

Solo puede hacer conjeturas sobre lo sucedido: «Yo salía del semáforo cuando me golpeó, puede que lo tuviera en ámbar pero no sé. Por lo que me ha dicho algún testigo, parece ser que intentó esquivarme y que, aunque evidentemente iba a seguir por Pérez Galdós, cambió de dirección en el cruce».

El momento posterior a un accidente leve se caracteriza por un momento de cierto envalentonamiento. En caliente el dolor se nota muy poco. «Me levanté en seguida, un hombre que venía detrás se paró a atenderme, fue muy amable. Recuerdo que me preguntó cómo estaba y yo le dije que bien. Me ayudó a levantar la moto y me fui. Cuando llegué al restaurante, mis compañeros se dieron cuenta de que no llevaba la visera del casco. Poco a poco, mi cuerpo se enfrió y empecé a notar el dolor», narra el joven de 30 años.

Ni él, obviamente, ni la persona que le socorrió, tienen pista alguna sobre el conductor que iba al volante de vehículo que le arrolló. «Solo sé que era un coche blanco», indica. Por ese motivo, se ha lanzado al inmenso mundo de internet para buscar, a través de redes sociales, cualquier tipo de ayuda que le ayude a identificar a la persona que iba al volante.

Ciertamente, todo quedó en un susto. Algunas contusiones y un esguince cervical. Un vendaje de compresión en su muñeca izquierda delata, también, el daño sufrido por el brazo que amortiguó la caída. Una semana de reposo y de nuevo a la rutina laboral. «Soy consciente de que, dentro de lo que cabe, es poca cosa. He tenido mucha suerte», admite.

Colectivo denostado

No obstante, tras este suceso se esconde una amarga realidad. La de un colectivo que se siente ninguneado por el resto de actores que conforman el tráfico de una ciudad. Hoy en día, pedir comida a domicilio es sumamente sencillo. Son muchos (y muy variados) los restaurantes que, en el plazo de una media hora, te preparan algo para comer o cenar y te lo llevan a casa. Eso se traduce, a su vez, en un gran número de personas que, en prácticamente cualquier medio de locomoción, reparten comida a domicilio. «Estamos cansados de que la gente no vaya con cuidado, no se respeta nada. No todo el mundo que va en moto repartiendo tiene tanta suerte como yo. No hace mucho, un compañero, también de Alzira, también fue atropellado. Tuvo que pasar por quirófano y necesitó dos meses para recuperarse», lamenta Jorge.

Compartir el artículo

stats