Hay declaraciones de amor con un alto impacto visual. Son las que se realizan mediante pintadas en monumentos, mobiliario urbano o cualquier pared de la vía pública, que contribuyen a degradar. Se pueden encontrar en cualquier municipio y, junto a otro tipo de grafitis, su limpieza tiene un elevado coste para las arcas de cualquier ayuntamiento. La alcaldesa de Carlet, Maria Josep Ortega, ha sido la última en lamentar estas prácticas después de que la brigada municipal haya eliminado una pintada realizada en el monolito de la plaza Joan Fuster: «Per favor, les declaraciones d’amor sempre són més romàntiques i netes per carta, correu electrònic o personalment. Fent-ho als espais públics i mobiliari urbà costa diners a tota la ciutadania», ha publicado Ortega a través de una conocida red social.

«Lo he hecho para que la gente se sensibilice ya que, además de ensuciar el mobiliario urbano, estas pintadas ofrecen una imagen de desolación», incide la alcaldesa de Carlet, mientras señala que la brigada municipal tiene orden de eliminar inmediatamente cualquier grafiti que detecte para evitar el efecto llamada que estos suelen provocar. «Donde hay una pintada, si no la quitas, te aparecen cuarenta más y queremos que la gente se conciencie de que su limpieza cuesta dinero», incidió.

Las declaraciones de amor son sólo algunas de las pintadas que ensucian espacios públicos en municipios de la Ribera, aunque no las únicas. También hay declaraciones de odio y Carlet no es una excepción, sin llegar al extremo de localidades en que han proliferado en algunos momentos pintadas con mensajes o simbología nazi que, en el caso de Carcaixent, incluso se han denunciado en el juzgado.

Campaña de limpieza en Alzira

Por otra parte, la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Alzira ha impulsado varias fases de una campaña denominada «De cara a la paret» que consiste básicamente en limpiar paredes que han sido ensuciadas con grafitis y pintadas de todo tipo.

Maria Josep Ortega comentó que, si bien no podía cuantificar económicamente el coste que tiene para las arcas municipales, la limpieza de estas pintadas supone una «carga». «Ahora hemos ampliado la brigada municipal con el plan de empleo y el trabajo se hace con recursos propios, por lo que no tenemos que llamar a ninguna empresa externa. Hace nada ya tapamos las que había en la Albereda y ahora me han avisado de que en la pista de baloncesto, incluso estando cerrada, también han aparecido. Algunas cuestan poco de limpiar, pero en otras se necesita agua o arena a presión porque no se puede pintar encima y no siempre queda bien», explicó. De hecho, en el monolito de la plaza Joan Fuster quedan restos de otras pintadas realizadas con anterioridad.

Maria Josep Ortega animó a los ciudadanos a utilizar sistemas más respetuosos y que no acaben representando un desembolso para el ayuntamiento en sus declaraciones de amor o al transmitir cualquier otro tipo de mensaje. «La gente expresa sus sentimientos en las paredes, pero de forma nada artística y lo que hacen es cargarse la estética urbanística y el mobiliario», señaló.