La Ribera encuentra la forma de revertir una tendencia preocupante: el envejecimiento de la población, uno de los principales retos demográficos a los que se enfrenta la comarca. Ya se han encadenado once años consecutivos en los que el número de defunciones supera al de nacimientos.
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Según los últimos datos publicados por el Institut Valencià d’estadística, referentes al año 2022, en la comarca se registraron 2.237 alumbramientos. Lo que representa el segundo valor más bajo desde 2008, momento en el que empieza la serie estadística. El único ejercicio con un valor inferior fue el 2020, con 2.099.
Cambios socieconómicos
A pesar de que el histórico no se remonta más allá de 2008, resulta suficiente para observar cómo los cambios socioeconómicos a nivel nacional influyen en la estadística comarcal. El cambio de mentalidad de la población y la precariedad a la que se ha visto abocada se traducen en un desplome de la natalidad. En la Ribera, por ejemplo, en el mencionado año 2008, se produjeron 3.349 nacimientos. Es decir, un millar más que en 2022. Un valor condicionado, dicho sea de paso, por la burbuja y un contexto financiero diferente al actual. La cifra no ha parado de descender y parece que la tendencia no vaya a tener fin. Tener hijos no es una prioridad para muchas personas, y menos todavía con sueldos que a duras penas dan para pagar el desorbitado precio de un alquiler y horarios laborales que dificultan la crianza.
43 de los 47 pueblos de la Ribera ya superan la tasa de envejecimiento que la ONU fija para 2050
La Ribera sigue, en este aspecto, un camino similar al del conjunto estatal. Según los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística, el año 2022 fue el peor para España en términos de natalidad. Nacieron 329.000 niños, la cifra más baja desde que existen registros.
La migración eleva el censo
A ello se añade otro dato que refuerza la tendencia de regresión demográfica: el número de fallecimientos, que no para de crecer (incluso en una situación de crecimiento vegetativo negativo). En el año 2022, perdieron la vida 3.388 vecinos de la comarca, el mayor dato de la serie histórica. Esto implica, por tanto, que se produjeron 1.151 decesos más que nacimientos. Es, de igual modo, el tercer año seguido en el que la Ribera anota una diferencia superior al millar entre ambas magnitudes.
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La tendencia natural de la comarca sería la de perder población año a año, al menos durante la última década. Sin embargo, como ya ha explicado Levante-EMV con anterioridad, los movimientos migratorios compensan esta diferencia y elevan el censo hasta alcanzar un volumen de población cada vez mayor. Con todo, sí resulta determinante para propiciar un fenómeno de envejecimiento.
De Ucrania o Venezuela
En el conjunto de la autonomía, nueve de cada diez nuevos residentes era de nacionalidad extranjera. Una proporción que se mantiene también en la Ribera. De los 4.293 vecinos que ganó la comarca en el último año, el 95 % llegó desde otro país. Se trata de una tendencia ya habitual y sin la cual muchas poblaciones perderían habitantes año a año. Las personas nacidas en Colombia, Ucrania y Venezuela son las que han registrado un mayor aumento en el conjunto del Estado, según el INE, que no detalla el origen de los censados a nivel municipal.