La montaña de Cullera se urbanizará bajo el modelo de desarrollo franquista

La sentencia del TSJ que da la razón a los propietarios del suelo sigue sin ejecutarse

El tribunal obliga al ayuntamiento a respetar el derecho de edificabilidad aprobado en 1965 o a indemnizar a la constructora

La protección del castillo está garantizada

Vistas que ofrecerá la urbanización

Vistas que ofrecerá la urbanización / Agustí Perales Iborra

Las empresas que han logrado en los tribunales retener el derecho a edificar en la montaña de Cullera devolverán a la ciudad los patrones urbanísticos que rigieron durante el franquismo. El mismo plan general de ordenación urbana que convirtió buena parte de la bella bahía de Cullera en el paraíso de los constructores rige ahora la conversión de la Muntanya de les Raboses en una inmensa urbanización de chalés que podrán incorporar hasta cuatro alturas en los alrededores del célebre letrero pintado en la montaña con la estética del mítico cartel hollywoodiense. La única manera de evitarlo, como señala explícitamente la sentencia que les da la razón, es mediante un acuerdo indemnizatorio, la expropiación forzosa o una permuta que traslade los derechos de edificabilidad a otros solares de Cullera.

El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunitat Valenciana dio la razón a las empresas promotoras que habían adquirido decenas de miles de metros cuadrados tanto en la falda como en lo alto de ese mazizo montañoso y al ayuntamiento no le cabe más opción que cumplir la sentencia. El único margen de maniobra que se le ha permitido al consistorio es la protección del entorno del castillo y de las ruinas del fortín carlista, en cuyo entorno se aplicarán medidas para atenuar el impacto visual que generen las nuevas viviendas.

Vista del barrio de San Antonio del Mar de Cullera desde la montaña urbanizable.

Vista del barrio de San Antonio del Mar de Cullera desde la montaña urbanizable. / Agustí Perales Iborra

Diez años sin ejecutar la sentencia

El fallo judicial que dio la razón a los dueños de los terrenos data de 2014. Desde entonces todavía no ha podido ejecutarse la sentencia. El ayuntamiento y la empresa que gestiona ese derecho de edificabilidad han maniobrado en defensa de sus intereses desde entonces sin alcanzar ningún acuerdo que minimice el impacto paisajístico y ambiental que generaría la urbanización de la cumbre de la montaña, hoy convertida en paraíso de los deportistas y senderistas que aprovechan sus desniveles para practicar deporte. Las vistas que ofrece ese paraje sobre el mar Mediterráneo, el parque natutral de l’Albufera y la costa valenciana son extraordinarias.

Las carreteras de acceso, la canalización del agua y la red eléctrica llevan décadas de extrema degradación

El fallo del TSJ establece que la construcción prevista en la montaña «mantendrá las condiciones de edificación y el coeficiente de edificabilidad en las parcelas correspondientes a los planes desarrollistas que se concibieron durante la dictadura. «En el resto de parámetros urbanísticos, se aplicarán los planes parciales mencionados e incluidos en el Plan General de 1965», precisa el tribunal.

Los viales de la urbanización que serpentean la montaña

Los viales de la urbanización que serpentean la montaña / Agustí Perales Iborra

Las carreteras para hacer viable la urbanización se construyeron hace muchas décadas. La urbanización contaba con viales de acceso, agua y suministro eléctrico, aunque buena parte de estas infraestructuras están degradadas e inoperativas. El vandalismo y el paso del tiempo ha acabado por acelerar su deterioro. Ponerlas de nuevo en activo será muy caro.

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