El turismo crece un 17 % en Cullera

La localidad de la Ribera Baixa recibe 234.342 visitantes que pernoctaron en algún alojamiento a lo largo de 2023

Más del 80 % de los viajeros son de origen nacional, aunque el volumen de extranjeros aumenta con respecto a 2022

Agosto es el mes del año que concentra una mayor actividad al congregar más de 50.000 veraneantes

Las playas de Cullera reciben miles de veraneantes.

Las playas de Cullera reciben miles de veraneantes. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

El 2023 fue un año de crecimiento para el sector turístico de Cullera. Según los datos que recopila anualmente el Instituto Nacional de Estadística (INE), la ciudad recibió 234.342 visitantes, lo que supone un 17,4 % más que durante 2022.

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Las cifras no recogen el total de las visitas que recibió la ciudad, ya que solo tienen en cuenta las pernoctaciones fuera del lugar de residencia habitual de la persona. Es decir, no tiene en cuenta ni el volumen de vecinos de la comarca que acuden de forma usual a pasar el día y regresan a sus hogares. Tampoco la afluencia que representan los festivales de música que cada verano atraen a decenas de miles espectadores, muchos de los cuales pasan las noches en tiendas de campaña. Ni aquellas estancias que se realizan en alojamientos turísticos no regulados. De incluirse también, el número sería mucho mayor. El propio ayuntamiento ha llegado a cuantificar el pico estacional en alrededor de 300.000 visitantes.

Aunque los datos oficiales no recojan, al completo, la realidad turística de Cullera, sí que permiten corroborar que el pasado 2023 fue un año de expansión para el sector. Tras un periodo complicado como lo fue el de la pandemia, que restringió la movilidad y amenazó la viabilidad de muchos negocio, la ciudad recibe cada vez más visitantes.

Una de las playas de Cullera, repleta de veraneantes.

Una de las playas de Cullera, repleta de veraneantes. / Agustí Perales Iborra

Un 34,2 % más

Las 234.342 pernoctaciones registradas por el INE el pasado año suponen un incremento importante con respecto al cómputo de 2022. En concreto, el aumento fue del 17,4 %. De estas, 189.930 fueron de origen nacional. Concretamente, más del 80 %. Las poco más de cuarenta mil restantes se corresponden con turistas extranjeros. Con todo, el crecimiento del turismo internacional fue mayor entre 2022 y 2023. Las casi 190.000 personas que acudieron a Cullera desde el interior de la frontera española son un 14,3 % más que en el año anterior. En cambio, los 40.412 viajeros llegados desde otros países representan un incremento del 34,2 %.

El mes que concentró un mayor número de visitantes fue agosto, periodo en el que la estadística de pernoctaciones contabilizó 51.020 turistas. Dicho de otro modo, más de una quinta parte de los viajeros que llegaron a Cullera durante 2023 lo hicieron en el octavo mes. Aquel dato, como ya avanzó Levante-EMV, supuso situar a la ciudad de la Ribera Baixa como el decimoséptimo lugar más visitado de la Comunitat Valenciana en el mes vacacional más representativo. A nivel nacional, ocupaba el puesto 128 del ranking. Fue, igualmente, el segundo mejor mes de agosto en cinco años: 2020 marcó uno de los registros más bajos, al irrumpir la pandemia, y, progresivamente, la cifra creció cada verano hasta los 51.020 de 2023, valor inferior todavía a la de 2019.

El buen tiempo tira del sector

La estadística anual muestra, igualmente, la dificultad que supone afianzar un turismo desestacionalizado. El ayuntamiento trabaja, desde hace años, en promocionar la ciudad más allá del tópico de sol y playa. La naturaleza, la actividad cultural, el patrimonio histórico o su gastronomía no son atractivos menores. Sin embargo, la afluencia a la ciudad es hasta seis veces inferior fuera del verano. Diciembre, por ejemplo, aportó al cómputo anual 8.093 pernoctaciones. A pesar de que supone un dato casi un 30 % mayor que el del mismo mes de 2022, queda muy lejos de los 51.020 de agosto. Entre noviembre y febrero, la cifra de viajeros se encuentra, históricamente, por debajo de los diez mil. Es a partir de marzo, con las temperaturas primaverales, cuando se activa la maquinaria turística para alcanzar el pico más elevado en agosto, momento en el que empieza el descenso de viajeros.

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