La sátira fallera desmenuza sin filtros la política local de Alzira
El pacto de gobierno entre Compromís, PSPV y UCIN forma parte de numerosos carteles y críticas por las distancias ideológicas entre sus miembros
En cuestión de horas, las Fallas 2024 serán pasto de las llamas. Solo quedará la ceniza. El fuego devorará auténticas obras de arte que, como dicta la tradición, fueron concebidas para ello. Sin embargo, todavía hay tiempo para disfrutar de los monumentos y de su mordaz crítica social, política y fallera. La sátira es uno de los ingredientes indispensables de la fiesta. Las treinta y cinco comisiones de Alzira ofrecen, desde sus particulares prismas, una visión de cómo es la ciudad y su gestión. Y tras un año electoral, la confección del gobierno alzireño es uno de los temas que más carteles ha llenado.
Hay ciertas comisiones que no han olvidado a algunos de los políticos que formaron parte de las corporaciones anteriores. Todavía se pueden encontrar referencias a la exconcejala Aida Ginestar, a los antiguos líderes socialistas Fernando Pascual e Isabel Aguilar o, por supuesto, al exalcalde Diego Gómez. Sin embargo, es el pacto de gobierno entre Compromís, PSPV y UCIN lo que ha suscitado más versos satíricos. Son varias las comisiones que aluden al difícil encaje ideológico de unos y otros y hay quien se pregunta cuánto durará un gobierno compuesto por un popurrí de partidos que no siempre comparten distintas visiones de cómo debe ser la política.
Por ejemplo, la falla ganadora de la Sección Especial, el Mercat, retrata a los líderes políticos como piratas y a cada uno le dio un apodo: Alfons Domínguez (Compromís), el alcalde, es el Pirata Vegetarià; Gemma Alós (PSPV), la Pirata Segurata; Enrique Montalvá (UCIN), el Pirata Garrapata; José Luis Palacios (PP), el Pirata Barba Blava; Ricardo Belda (Vox), el Pirata Àguila Verda; y Miguel Vidal (Ciudadanos), el Pirata Malapata. Plaça Major, por su parte, incluye un caricaturizado retrato de Domínguez que pinta el artista de la corte real de su monumento. También aparecen fotografías del alcalde y los concejales en piragua. La retahíla de referencias es inacabable.
El alza de precios
Las fallas de Alzira tampoco olvidan las múltiples promesas electorales cuya ejecución sigue sin tener fecha en el calendario. Ni aquellos proyectos tan necesarios y reivindicados que tampoco llegan. Mejoras en las instalaciones deportivas, un auditorio que reste actividad al saturado y centenario Gran Teatre, el aparcamiento del hospital, el casal joven y un largo etcétera. Buena cuenta de ello da un cementerio lleno de lápidas en el monumento de Sants Patrons. El Anell Verd, la situación del Xúquer, los problemas que generan los jabalíes... Casi toda problemática alzireña queda reflejada entre ‘ninots’.
La gestión sobre las fiestas también tiene su hueco. Las críticas hacia la Junta Local son un clásico, no hay directiva que no quede retratada por la sátira de las comisiones. Camí Nou denuncia a través de su falla «el abandono» del museo fallero de Alzira y cómo los de otras ciudades con menos tradición festiva generan «envidia sana» en la capital de la Ribera Alta.
Más allá de la política local y las propias fallas, las comisiones también satirizan con la inflación y la tendencia alcista del precio de los productos básicos o con la irrupción de la inteligencia artificial y sus posibles consecuencias.
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