La reparación de goteras abre el proceso para rehabilitar el Convent d’Aigües Vives como hotel

El nuevo propietario ya cuenta con la licencia de obras de Carcaixent para frenar el deterioro por las filtraciones en la cubierta a la espera del proyecto integral de recuperación

Los trabajos para adecentar los jardines revierten la imagen de abandono

El monasterio de la Barraca iniciará pronto su rehabilitación

Perales Iborra

El nuevo propietario del monasterio de Santa Maria d’Aigües Vives se dispone a realizar una primera intervención centrada en la reparación de goteras para frenar la degradación de un inmueble que ha permanecido casi una década cerrado, antes de acometer un proyecto de rehabilitación integral para recuperar el uso hotelero que ha tenido el edificio en la historia reciente, como ya adelantó en primicia Levante-EMV cuando reveló la venta de este conjunto declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

El promotor ya dispone de la preceptiva licencia de obras concedida por el Ayuntamiento de Carcaixent para iniciar esta intervención, según confirman fuentes municipales, y paralelamente ha iniciado los trabajos para adecentar los jardines exteriores, que se habían convertido en un auténtica selva tras años de abandono, y facilitar la labor de estudio del edificio por parte de los arquitectos para documentar su estado y planificar con detalle la rehabilitación. También la Conselleria de Cultura ha designado ya un técnico del área de Patrimonio para que supervise la actuación que se realiza en este conjunto histórico dada su condición de BIC.

Vecinos de la urbanización contigua han explicado que ya se han sacado «entre doce y quince contenedores de restos de poda» y que también se está procediendo a la limpieza del interior con la retirada del mobiliario de las habitaciones del antiguo hotel.

La falta de mantenimiento y las filtraciones que desde hace años sufre el edificio han agravado su deterioro y la primera inversión tras la compra se dirigirá precisamente a frenar este proceso.

Un empresario de la Ribera Baixa adquirió el pasado mes de septiembre el monasterio de la Barraca después de que no se llegara a materializar la compra por parte de la Generalitat a pesar de que, durante el mandato del Botànic, se incluyó como uno de los proyectos seleccionados en los presupuestos participativos con una asignación aproximada da diez millones de euros ya que también preveía su restauración. En cumplimiento de este mandato, la dirección general de Cultura y Patrimonio llegó a un acuerdo con el administrador concursal que gestionaba la venta para su adquisición por 1,7 millones de euros, si bien la operación nunca se concretó.

La Conselleria de Cultura llegó a manifestar en septiembre, tras revelar este periódico la venta del monasterio a un empresario de la Ribera, que mantenía la voluntad de adquirir este conjunto histórico y que, con este fin, estudiaba la posibilidad de ejercer el derecho de adquisición preferente por tratarse de un BIC, si bien uno meses después descartaba esta posibilidad por «falta de recursos», según fuentes del departamento del vicepresidente del Consell Vicente Barrera. 

Petición de Carcaixent y Alzira

Tanto el ayuntamiento de Alzira como el de Carcaixent -el monasterio se ubica en el linde de ambos términos municipales- y también el alcalde de la Entidad Local Menor de la Barraca emplazaron al Consell a ejercer este derecho de retracto para que un bien histórico de alto valor sentimental para los vecinos de la Barraca pasara a ser de titularidad pública.

Uno de los accesos al monasterio señalizado por obras.

Uno de los accesos al monasterio señalizado por obras. / Perales Iborra

El convento de Aguas Vivas es una construcción religiosa cuyo origen se remonta al siglo XIII, si bien el edificio actual se construyó durante los siglos XVI y XVII. Perteneció a la orden de San Agustín. Con la desamortización de Mendizábal (1863) y la expulsión de los monjes del convento pasó a manos de los barones de Casanova, que lo convertirían en su vivienda. Posteriormente, en la década de los setenta del siglo pasado, en manos de empresario de Carcaixent, empezó a ser utilizado como hotel. En su última etapa, en manos de un empresario de Gandia, funcionó como sala de banquetes principalmente, si bien la última celebración se remonta al 11 de septiembre de 2015.

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