¿Cuál es el secreto para mantenerse de alcalde 24 años, ganando la confianza de los vecinos elección tras elección?
Ninguno. En todo caso trabajar, gestionar e intentar hacer bien las cosas y que después las personas valoren lo que uno hace en esos cuatro años. Las elecciones no se ganan quince días antes del voto. Se ganan a partir del día siguiente de cuando se celebran.
¿Cómo ha conseguido un alcalde del PSOE mantenerse en su sitio en épocas de enorme supremacía del PP?
Pienso que después de 36 años de democracia, las personas, por suerte, saben distinguir perfectamente lo que son las siglas de las personas y, en unas elecciones locales, valoran y saben votar a quienes piensan que más les conviene. Mi línea ha sido siempre en favor de la gente, abandonar las políticas, gestionar los pocos recursos de que se dispone, escuchar a los ciudadanos y hacer lo que demanden.
¿Ha cometido muchos errores en estos 24 años?
Como en todas las tareas y en el día a día de nuestras vidas, todos cometemos errores y aciertos. Otra cosa es si esos errores son poco o muy importantes.
¿Nota usted la desafección a la política que una gran parte de la ciudadanía expresa?
Sí. La noto y la comparto. Yo estoy en un partido, el socialista, y no me parece bien que un día sí y otro también aparezcan en los medios de comunicación un escándalo tras otro. Pienso que todos deberíamos ser más coherentes y responsables en nuestro trabajo, que es gestionar dinero público y, por lo tanto, actuar siempre con mucha claridad y mucha pulcritud.
¿Cómo ve el fenómeno Podemos y Ciudadanos?
En general, creo que ha sido un mal necesario. Había mucho acomodamiento en las altas instancias de los partidos y de alguna manera se tendrían que haber dado cuenta de que hay que resolver los problemas de los ciudadanos y escuchar a las personas. Hay mucha gente que se siente desamparada por los grandes partidos. Ciudadanos, que ya existía en Cataluña, parece que haya descubierto las Américas, pero es fruto de la necesidad de las personas de recurrir a alguien. Lo mismo pasa con Podemos. Han sabido canalizar las inquietudes de muchos colectivos, algo que los grandes partidos no han sabido hacer.
¿Y cree positivo que se produzca la paradoja de que dos partidos que aún no han gobernado dispongan de la llave de muchos ayuntamientos?
La ley permite que cualquier pacto postelectoral se pueda producir. Muchas veces hemos oído que las mayorías absoluta son malas. Yo pienso que no lo son. De la misma manera que pueden ser malas para una parte de la sociedad o de los políticos, también lo pueden ser los pactos si se antepone el interés personal, particular o el de los propios partidos por encima del interés general. Dicho eso, pienso que deberíamos plantearnos listas abiertas y elegir alcaldes a doble vuelta.
¿Es partidario de ese sistema?
Sí, porque al final el beneficiado será el ciudadano, el vecino. Y no se podrán imponer los caprichos y las quimeras de una persona o de un grupo.
¿En plena crisis, cómo se deja el ayuntamiento sin deuda, en superávit?, y no me diga aquello de que la fórmula es no gastar más de lo que se tiene.
Partiendo de eso, que no es malo, lo que está claro es que no se tiene que gastar más de lo estrictamente necesario. Como en una casa, nos tenemos que adaptar a las posibilidades. Aquí en Miramar, desde 2007 hemos recortado todos los gastos superfluos que asumimos en aquellos años de bonanza en que parecía que todos éramos ricos. Hemos racionalizado mucho. Ahora ya no hay gastos que no sean estrictamente necesarios.
¿Hay que repensar la Mancomunitat de la Safor o mantenerla como está?
La Mancomunitat es un ente de voluntades en el que todo se debe consensuar, en el que no hay capacidad de maniobrar para hacer electoralismo. Por eso es más fácil gestionarla. Pero a los alcaldes, y también al presidente de la Mancomunitat, se nos exige una serie de responsabilidades y obligaciones, y eso significa que, mal o bien, debemos hacerlo. Tenemos que mandar, y mandar es ejercer nuestra responsabilidad. A veces esas palabras nos parecen muy extrañas o fuertes, pero es que realmente es así, porque el vecino cuando sabe que alguien manda, sabe quién es el responsable de lo que se ha hecho bien o mal. A mí no me vale hacer ver que hay responsabilidades compartidas entre dos o tres porque al final nadie las asume, siempre es otro. Cuanta más claridad en saber quién tiene la responsabilidad de mandar, que es gobernar, mejor para el vecino.
Como representante de la Mancomunitat, ¿usted sabe por qué Gandia la abandonó?
Lo volveré a decir. Creo que fue una cuestión más política que una causa justificada. Gandia no puede ser capital de la comarca cuando al Gobierno de Gandia le interese. Gandia es capital desde el 1 de enero al 31 de diciembre. En cada uno de los proyectos que se planteen, ya sea universidades, hospital o juzgados, si Gandia se mira en el resto de municipios de la comarca, esa capitalidad debe mantenerla. No todos los servicios tienen que ser económicamente viables, porque no podemos olvidar la vertiente social. Por lo tanto, Gandia tiene que mantener su capitalidad, tanto en lo económico como en lo social.
¿Augura un cambio en la Generalitat a partir del domingo próximo?
Sí, porque no estamos en el mejor momento del PP, como en 2011 tampoco estábamos en el mejor momento del Partido Socialista. Creo que el cambio se producirá, digamos por una serie de errores que se han cometido en la gestión durante mucho tiempo, y eso ha dado como producto que nos avergoncemos de tantos casos que inducen a pensar que todo está podrido, y no es así. Por eso creo que habrá un cambio en la Generalitat. Hay que sacar a la Comunitat Valenciana del agujero en el que está y pensar en el beneficio del ciudadano y no del partido.
¿Un pacto entre el PSOE y Compromís?
No sé si será a dos, o a tres o a uno. Eso lo dirán las urnas. Lo que sí sé es que deberán tener la conciencia de que hay que gobernar para todos los ciudadanos de la Comunitat Valenciana.
