Decenas de altos edificios de la ciudad de Gandia construidos entre los años 60 y 80 del siglo pasado que albergan cientos de viviendas no tienen ascensor. Los pisos situados a partir de la tercera o cuarta planta están vetados para personas mayores y para quienes sufren alguna discapacidad física que les impida o les dificulte la movilidad. Por eso existe una «emigración» de personas mayores que, si se lo pueden permitir, buscan otros pisos en edificios con elevador cuando sus condiciones físicas empiezan a flaquear.
Superar ese problema mediante la rehabilitación de edificios antiguos y su adecuación para mejorar la eficiencia energética de los mismos es el objetivo del plan anunciado por la consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración de Territorio, María José Salvador, dentro del llamado «nuevo modelo urbanístico» que el Consell de la Generalitat formado por PSPV-PSOE y Compromís quien impulsar en el territorio valenciano.
De hecho, la consellera Salvador no se ha quedado solo en palabras y en el presupuesto de 2016 ya ha situado 79 millones de euros para rehabilitar edificios, «más de lo que el Consell del PP destinó al mismo fin en los dos años anteriores», indica.
Gandia es, de hecho, una de las ciudades que más podrían beneficiarse de ese plan de rehabilitación porque se encuentra entre aquellas urbes que, desde los años 60 del siglo pasado, experimentaron un gran incremento de población debido, entre otros motivos, al mayor índice de natalidad y a una intensa llegada de inmigrantes procedentes de otras comunidades autónomas, especialmente de Andalucía y de Castilla-La Mancha.
Para dar cabida a todas aquellas personas el «boom» de la construcción se aprovechó de la ausencia de normativa y levantó grandes edificios sin ascensor. En algunos casos existen de hasta seis alturas con una sola escalera, pero la mayoría está entre las cuatro y las cinco. Muchos de esos edificios se concentran en el ensanche hacia poniente, en medio de la trama urbana que dibujan las calles Ferrocarril d'Alcoi, República Argentina, Abat Solà y Primer de Maig. Es allí, justamente, donde se encuentran buena parte de las viviendas má asequibles para comprar o alquilar, porque la ausencia de ascensor abarata los precios, y ese es el motivo de que allí vivan buena parte de las familias de inmigrantes que han llegado en las últimas décadas a la ciudad.
Actuar dentro de las ciudades
La consellera Salvador señala que el planteamiento del Consell autonómico pasa justamente por invertir en la «regeneración urbana» y actuar «en la ciudad consolidada» en vez de autorizar nuevas urbanizaciones, como ocurrió en los años precedentes. Dice Salvador que, además, ese cambio de modelo respecto al que aplicó el Partido Popular, constituye «una oportunidad de reactivación de la economía, ya que la rehabilitación de viviendas genera tres puestos de trabajo por cada uno que se crea en la obra nueva».
Según datos de la Generalitat, en la Comunitat Valenciana hay 500.000 viviendas sin ascensor situadas a partir de la cuarta planta de edificios antiguos. En Gandia no existe todavía un cálculo siquiera aproximado, aunque técnicos del departamento de Urbanismo sí trabajan en una relación de bloques de viviendas de más de 50 años que deben pasar una inspección técnica para comprobar su seguridad, e incluso adelantándose a la Generalitat, ya se ha planteado la necesidad de acometer un plan integral de mejora de edificios antiguos que incluiría medidas para fomentar la colocación de ascensores.
La Conselleria de Vivienda señala que estas actuaciones, que necesariamente se extenderán en el tiempo e incluso requerirían cambios en las normas para facilitar las obras de instalación los elevadores, forman parte de un plan «pensado sobre todo en las personas».
