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Gandia Polémica

Alumnos de FP denuncian "discriminación" frente a universitarios en las becas

Una madre de Gandia batalla contra el Ministerio de Educación para lograr una ayuda que le ha sido denegada dos veces. La mujer reclama apoyo para que su hijo pueda residir en Valencia durante el curso porque en la ciudad en la que vive no se imparten los estudios que realiza el joven.

Alumnos de FP denuncian "discriminación" frente a universitarios en las becas

Una madre de Gandia está librando una auténtica batalla contra el sistema. Juani Sevilla, cuyo hijo estudia un grado superior de electrónica, lleva meses peleando contra el Ministerio de Educación para que le concedan una ayuda de residencia con la que su hijo pueda vivir durante el curso en Valencia, donde acude a las clases en horario de tarde. Eso le evitaría tener que recorrer cada día los 70 kilómetros que separan ambas ciudades.

De momento, sin embargo, se ha topado con un muro. No ha recibido más que negativas que considera «injustas» y que, a su juicio, suponen un «agravio comparativo» respecto a los universitarios, a quienes dice que sí que les concede de forma casi automática una ayuda económica para poder pagarse el alquiler de una vivienda una vez lo solicitan.

De hecho, la resolución del Ministerio de Hacienda que aparece en el Boletín Oficial del Estado exige a los no universitarios, como es el caso, que su vivienda está lejos del centro e incluso que no disponen de ningún familiar próximo al edificio docente.

El inicio de la batalla se remonta a octubre de 2015 cuando el alumno pidió por primera vez la ayuda. En aquella ocasión le fue denegada pero desde la unidad de becas, entidad que gestiona la valoración de criterios para concederlas, no le explicaron los motivos. «Es cierto -dice Sevilla- que hay tren que va directo de Gandia a Valencia pero cuesta 11,6 euros en cada desplazamiento y eso es mucho más de lo que vale el alquiler de una habitación para un curso».

Contra aquella primera negativa el joven presentó alegaciones en las que insistía en el coste económico que supone el desplazamiento diario, que fijó en 255 euros al mes, para una familia con unos ingresos muy bajos. «Mis padres han tenido que pedir un préstamo para que yo pueda estudiar», según reza en la documentación. La mujer añade, además, que su hijo se ha tenido que ir a estudiar a Valencia porque en Gandia o la Safor no hay estudios del Grado Superior de la modalidad que cursa. La respuesta del Ministerio de Educación volvió a ser negativa, en este caso «porque no cumplía con los requisitos». Pese a la indignación, la familia no se rindió y volvió a presentar alegaciones, en este caso, el joven esgrime que «no nos dicen cuáles son los requisitos que debemos seguir para que nos concedan la beca, simplemente se limitan a decir que no los cumplimos».

Ayuda al resto de afectados

La madre no entiende los motivos por los que no le aceptan la beca de residencia, «más, cuando han eliminado la ayuda de transporte», señala. Pese a todo, dice que va a seguir luchando y está convencida de que «al final me la van a conceder porque he alegado directamente al ministerio esta vez».

Según narra, hasta ahora ha topado con la Unidad de Becas, «una entidad dependiente del ministerio que se supone que es la que valora los criterios pero con la que he intentado ponerme en contacto un montón de veces sin éxito».

Esta mujer insiste en el agravio comparativo que se genera con los universitarios y dice que más que denunciar su caso, lo que pretende, como miembro del Ampa del IES Maria Enríquez es «que todos los que estén afectados por la misma situación no se cansen por el camino y lleguen hasta el final». «Es un via crucis pero no hay que rendirse porque si te resignas seguro que te quedas sin la ayuda», explicaba.

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