Maragda Escrivà y Marta Ribera llevan apenas 48 horas como falleras mayores de Gandia y ya han empezado a descubrir cuánto les queda por vivir, cuánto cariño les queda por recibir. Ayer visitaron a la alcaldesa de la ciudad, Diana Morant, en el ayuntamiento, y después no pararon de conceder entrevistas, hablar con vecinos y recibir las primeras felicitaciones. Están en una nube.
La fallera mayor reconoce que «sospeché algo este pasado fin de semana», pese a que «mis padres lo estaban preparando muy en secreto». Normalmente suele marcharse a Alcoi en domingo, donde pasa de lunes a viernes estudiando en la universidad, pero el pasado fin de semana la convencieron para que no se fuera. «Mi peluquero me dijo que el lunes teníamos que hacer una sesión fotográfica», aseguró. El domingo por la noche sus padres la avisaron de que unos amigos irían a cenar a su casa pero cuando llamaron al timbre y abrió la puerta y fue atando todos los cabos que en los últimos días le habían parecido extraños. Era Telmo Gadea, presidente de la Federació de Falles, y parte de su Ejecutiva, que le anunciaban que había sido la elegida para convertirse en la fallera mayor de Gandia para 2017.
Eso fue el domingo, ayer aseguraba que «estoy empezando a asimilarlo y la verdad es que lo estamos disfrutando mucho pese a ser el primer día».
Solo hace unas horas que conoce a Marta Ribera, la niña que compartirá todo un año con ella pero la mira con mucha ternura.
La agarra del hombro y dice estar «muy contenta» porque «vamos a compartir muchos actos juntas; tenemos que disfrutralo al máximo porque, como todo el mundo dice, el año pasa enseguida», asegura.
Maragda estudia ingeniería en diseño industrial, una carrera nada fácil. Pese a todo, dice que «no hay nada imposible» y aunque asegura que «será difícil de compaginar» también está convencida de que «haré lo máximo que pueda y echaré para adelante todo lo que pueda».
Como ocurre con todas las falleras mayores, Maragda deberá renunciar a alguna de sus aficiones. Si ya tiene poco tiempo para prácticar su principal pasión, la hípica, este año aún va a disponer de menos, algo que, por sus palabras, se deduce que le apena.
Marta estaba de comunión el pasado domingo. Se lo estaba pasando genial pero su madre la avisó de que debían marcharse pronto a casa porque su hermana tenía que estudiar. «Yo les dije que podían estudiar más tarde», pero no logró convencerlas, reconocía ayer. Cuando llegó a casa, aún vestida con la ropa que llevaba en la celebración «mi madre me dijo que no nos cambiáramos todavía, que esperáramos una hora a que ella terminara de arreglar la casa». Ahí «empecé a sospechar que algo raro pasaba pero yo pensaba que es que nos íbamos a algún lugar o algo». Pero llamaron al timbre y era el presidente de la Federació de Falles. «Me quedé casi sin respiración».
«Empezaron a decirme que cuando la Junta entra en casa de una niña que acaba de ser reina de su falla va a lo que va». Los nervios le pudieron a Marta que rápidamente contestó que sí, que aceptaba «pero me dijeron que esperara, que aún no habían terminado la pregunta». Cuando por fin Telmo Gadea pudo acabar de explicarle que había sido elegida como la nueva fallera mayor infantil de Gandia, «empecé a dar saltos, a llorar y a abrazar a mi madre». Ahora asegura sentirse «muy contenta», sobre todo, porque «me ha tocado una compañera muy buena, muy simpática y, además, muy guapa». De este año, espera «disfrutar más que nunca» y poder compartir su alegría con su falla, el Mercat, «porque están muy contentos de tener una fallera mayor infantil de Gandia».
