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«Prefiero seguir viviendo en la calle que dejar a Linda»

Rafael Castillo es un vecino de Gandia que duerme junto al Torreó del Pi desde que hace tres meses fue desahuciado del piso que tenía alquilado

«Prefiero seguir viviendo en la calle que dejar a Linda»

Una tienda de campaña roja rotulada llama la atención de quienes pasaban junto al Torreó del Pi de Gandia, en la pequeña plaza que se forma entre las calles Sant Rafael y Alzira. Allí duermen Rafael Castillo y su perrita, Linda. En realidad hace tres meses que el duro banco de piedra sirve de lecho a este hombre de 60 años que se quedó en la calle.

Nació en Málaga, se crió en Barcelona, trabajó y se casó en Alicante y desde hace cuatro años vive en Gandia. Su profesión es la de pintor decorador. «Mi padre lo fue y yo a los 14 años empecé con el oficio. Mi suegro también lo fue», explicaba el viernes en conversación con este periódico mientras señala que para salir de su actual situación «solo quiero que me den un empleo».

La última vez que trabajó fue en el Plan de Empleo en Gandia. Estuvo tres meses, que era lo máximo que se puede permanecer en el programa, y ahora no tiene ningún ingreso. Rafael saca una cartera del bolsillo que está llena de papeles pero sin billetes. Enseña la notificación en la que se le anunciaba que había sido escogido como presidente de una mesa electoral en Beniopa y el domingo pasado no faltó a esa cita.

Tanto él como la perrita comen y beben de lo que les dan los vecinos, pero no todos los días hay suerte y algunos se queda sin pegar bocado.

Como tantos otros nuevos pobres de este país, Rafael nunca se había visto en esa situación, pero señala que no tiene miedo de estar en la calle. «Si hay alguien arriba, él me protegerá», asegura mientras da las últimas caladas a un cigarrillo habano que alguien de buena voluntad le ha dado. «Yo no pido nada, la gente es muy buena y muy generosa», asegura.

Su historia es singular. Podría estar en una pensión gracias al ayuntamiento, pero él no lo acepta porque, en ese establecimiento, no están autorizados los perros.

«Si no puedo llevar a la perra no lo acepto», explica sentado junto a su tienda de campaña situada en pleno centro de Gandia. Lo mismo pasa con el Centro de Atención Integral a las personas de Cáritas, e incluso en el comedor social, donde tampoco pueden entrar perros. El departamento de Servicios Sociales del ayuntamiento, que sigue buscando una solución para que Rafael pueda al menos dormir bajo un techo, le ha sugerido que deje la perrita en la protectora y que vaya a verla siempre que quiera, pero él se niega. «Prefiero dormir en la calle que abandonar a Linda», insiste este hombre que no quiere dejar a su mascota.

Insiste una y otra vez en que «estoy activo, con ganas de trabajar» y remarca que «no soy un ignorante, tengo un bachillerato superior y en Barcelona ejercí como profesor en algunos cursos».

Socialista que conoció a Sánchez

Durante la conversación se declara socialista y dice que conoció a Pedro Sánchez el pasado diciembre, cuando estuvo en Gandia celebrando un mitin de la anterior campaña electoral.

A sus 60 años podría optar a alguna ayuda económica pero, según dice, no puede porque «no estoy divorciado y como mi exmujer tiene ingresos, el sistema entiende que dispongo de dinero». Para firmar el divorcio (está separado desde hace 15 años) necesita desplazarse a Alicante, pero para eso dice que tampoco tiene dinero.

Rafael muestra entereza cuando explica su situación, pero por momentos se derrumba. «Yo no valgo para estar aquí», y concluye: «si no fuera por la perrita estaría muerto o encerrado».

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