Pedro y María llegaron a Beniarjó porque tenían un primo que vivía en esa localidad. Este les dijo que allí había casas para poder «ocupar». La encontraron, una vivienda abandonada, en ruinas, a la que accedieron y fueron poco a poco arreglando.
Sin saberlo se pusieron a vivir en una casa que es todo un símbolo de la lucha contra los desahucios en la comarca. Es la vivienda de Carolina, la primera mujer que logró movilizar a decenas de personas para evitar que la echaran.
Ese día llovía a cantaros pero no importaba. Decenas de personas se agolparon ante la vivienda y evitaron que Carolina y su familia, a la que tenía a su cargo, se marcharan. La comisión judicial no pudo acceder a la vivienda.
Unos meses después, sin embargo, un gran dispositivo policial, con decenas de agentes de la Guardia Civil cortando las calles aledañas impidieron a los activistas acercarse a esa casa. Finalmente, Carolina fue desahuciada. Unos meses después empezó una nueva vida en la Font d'en Carròs. Les cedieron una vivienda en el casco antiguo de este municipio a cambio de que la cuidaran y la mantuvieran limpia.
La pequeña casa que ella tenía pagada y que perdió porque avaló a su hijo cuando quiso adquirir una vivienda quedó abandonada. Ahora pertenece a una entidad bancaria, que, por el momento, no ha denunciado la ocupación.