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El indigente del Torreó del Pi deja la calle al recibir una ayuda del consistorio

Rafael Castillo encuentra una habitación por 150 euros en un piso de Gandia tras ocho meses durmiendo en una tienda de campaña El propietario del piso ha aceptado que viva con su perra

Rafael Castillo, el vecino de Gandia que vivía desde el pasado mes de marzo en una tienda de campaña instalada bajo el Torreó del Pi, en la confluencia entre la calle Sant Rafael y la avenida de Beniopa, ya no tiene que dormir en la calle. Desde hace un par de semanas reside en un piso compartido con otros dos hombres, en una habitación por la que paga 150 euros.

La solución a su problema le llega en un momento providencial, justo cuando se había producido un importante descenso de temperaturas y la lluvia ha ido haciendo su aparición de forma intermitente.

Lo más importante para este hombre es que, al menos, la vivienda que ha encontrado, cuyo propietario también habita en ella, le permite estar con su perrita, Linda.

Castillo ha recibido la ayuda económica del Ayuntamiento de Gandia a través de Servicios Sociales. Según explicó a Levante-EMV el concejal de Responsabilidad Social, Nahuel González, el hombre pedía una vivienda entera para él y la perrita, algo que no era posible en tanto que el consistorio debe priorizar otras situaciones como familias con hijos menores a la hora de atorgar un piso municipal de alquiler social. Así, desde su departamento pidieron a Castillo que fura él quien buscara una habitación. Y así fue. El hombre halló el piso y con una aportación económica municipal ya se encuentra bajo cobijo.

El consistorio asiste al hombre mientras le llega la aprobación para el cobro de una pensión no retributiva, algo que está tramitando en estos momentos.

«Estoy muy contento porque en la calle ya no se podía estar. Hacía frío y mucha humedad», comentaba el propio Castillo a este periódico. El hombre asegura que, como se trata de una habitación en piso compartido, por el día está en el torreón y que la gente le sigue ayudando con el tema de la comida. «Lo bueno es que en el piso puedo cocinar», señalaba.

De momento, solo cuenta con un colchón en el suelo en el que duerme pero «en los próximos días lo iré arreglando con ayuda de vecinos y gente solidaria», apuntaba. Al menos tiene un techo bajo el que dormir y dispone de varias mantas, por lo que ha mejorado considerablemente su situación respecto a cuando se encontraba en la tienda.

Asegura que en la vivienda «hay unas normas de limpieza que tenemos que resptear. Y yo lo hago, porque no se me caen los anillos por fregar», indicaba. Da las gracias al casero, al que dice que «conozco desde hace tiempo y es buena gente».

La persona que ha hecho posible que Rafael tenga una vivienda digna y abandone la calle se llama José Ramón Canet. En conversación con este diario explica que conocía a Rafael y este le preguntó si tenía una habitación libre. «Me venía bien un ingreso y le dije que sí», apuntaba el hombre, que cobra 150 euros por el alquiler, la luz, el agua y la comunidad. Asegura que la convivencia en el piso «es buena» entre los inquilinos y apunta también que ayudará a Rafael a adecuar su nueva habitación. «Pintaremos y pondremos muebles», señalaba.

El caso de Rafael Castillo, que no quiso ser atendido en el CAI de Cáritas porque no aceptaban que se quedara con su mascota, fue el que inspiró la campaña en la que colabora una protectora y que constaba en la recogida de elementos para perros con el objetivo de dejarlos en el centro y que los indigentes que son atendidos puedan hacerlo con sus animales sin problemas. Rafael dijo en su día que prefería que comiera el animal antes que él.

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