El Ayuntamiento de Gandia ha sacado a licitación las obras para acabar la plaza del Tirant, el espacio ubicado sobre el parquing subterráneo del Centre Històric, una parte el cual fue inaugurado en 2010 sin estar completamente finalizado.

Si se cumplen los plazos previstos por los técnicos municipales, los trabajos podrían finalizar antes del próximo verano, toda vez que ahora se abre un plazo de casi un mes para que las empresas presenten sus ofertas y se estima que la ejecución se sitúa entre los tres y cuatro.

El precio de salida, según reflejan los pliegos de condiciones, es de 436.212 euros. Este proyecto forma parte de la cantidad que le corresponde a Gandia por el Plan Confianza que puso en marcha la Generalitat bajo el mandato de Francisco Camps.

Como ya publicó Levante-EMV el pasado verano, las obras afectarán a la zona sur de la plaza, es decir, la que está más próxima al distrito del Raval, y consistirá en su equipamiento como espacio de ocio, que incluirá una zona infantil cubierta, una pérgola de siete metros de alto, pista de skate y la instalación de un escenario de obra a semejanza del que había en la plaza del Rei Jaume I antes de su remodelación en la pasada legislatura. Esta tarima se ubicará bajo la pérgola blanca existente en la actualidad, tras el cual se instalarán los Pinochos, las esculturas de Artur Heras que fueron retiradas en la pasada legislatura de la plaza dels «colomets».

Las obras, además, permitirán mejorar la conexión peatonal con el distrito del Raval, ya que incluyen la construcción de una rampa y escaleras de acceso a la intersección entre las calles Vora Riu y Oliva, justo donde se encuentra la rotonda de salida del aparcamiento subterráneo del Serpis (rebautizado ahora como del Centre Històric).

Una vez resuelta la finalización de las obras, el ayuntamiento tendrá que dotar de contenido las casetas. Construidas y rehabilitadas posteriormente con dinero de la diputación, en casi diez años no han acogido actividad alguna.

De hecho, en varias ocasiones han sido motivo de polémica, puesto que su abandono provocó que, hace unos años, fueran ocupadas por indigentes que las utilizaban para dormir.