Usted ya anunció hace unas semanas que no optará a la reelección en las primarias de Compromís a la alcaldía porque no puede conciliar la vida laboral con la personal.

R Sí, ha sido una decisión muy difícil y dura para mí, porque llevo muchos años trabajando en la gestión pública, que es un mundo que me encanta. Pero en la vida de toda persona hay momentos cruciales que debemos saber detectar y se han de tomar decisiones. En estos momentos, en la balanza entre lo profesional y lo familiar pesa mucho mi familia, mis hijos, y después de meditarlo durante bastante tiempo he decidido retirarme y pasar a un segundo plano. Ya no puedo dar el cien por cien, y soy de las que piensa que un gestor público ha de dedicar las 24 horas de los 365 días del año de forma incondicional. Por eso no me presento a la reelección. Siempre he tenido claro que mi profesión no es la política, sino la enfermería. Pero no me retiro de la política, yo continuaré comprometida con mi proyecto político, que es el de Compromís.

Pero, ¿esto habría pasado si usted fuera hombre?

Por desgracia, en el momento en que nace, a una mujer se le adjudican unas obligaciones y responsabilidades superiores a las que se esperan de un hombre. Y no entiendo por qué. Las mujeres siempre nos hemos sentido responsables de tareas como el cuidado y educación de los hijos, y no niego que somos nosotras mismas las que hemos aceptado este papel. Siempre he defendido que las mujeres han de luchar por su carrera profesional, pero siempre somos nosotras las que hemos de renunciar a algunas cosas. Estos días he recibido la comprensión de muchas mujeres, que me dicen «¡cómo te entiendo!», «a mí me pasa lo mismo»€ ¿Y cómo evitar esto? Pues trabajando desde la educación para evitar que nuestros niños y niñas asuman esos roles que siempre acaban perjudicando a la mujer. Los micromachismos continúan existiendo y los hemos de combatir mediante la prevención y la educación. Por eso es tan importante la intervención de las administraciones públicas en pro de la igualdad real entre niños y niñas desde bien pequeños.

Hay gente que critica a los políticos porque cobran un sueldo público por estar aparentemente cómodos en un despacho, pero no se tiene en cuenta las horas que hay que dedicar a la gestión de lo público...

Hay de todo en todas partes, claro, pero el día a día de un gestor público es muy intenso, y la diferencia con cualquier otro oficio es que nuestro trabajo no termina cuando acaba la jornada. Tenemos una responsabilidad añadida, que es la de la representación. Trabajamos por las mañanas en el despacho o en la calle, por las tardes tenemos muchas reuniones con colectivos y entidades de la ciudad, y además acudimos a las reuniones propias del partido. Pero a esto se suman los actos representativos con los colectivos de Gandia, que son muchísimos€ Todos quieren contar con la presencia de los concejales en sus actos, y yo lo entiendo, pero esto supone que a la jornada tienes que añadir los mediodías, las noches, los fines de semana... Estamos hablando de las 24 horas durante todo el año. ¡Pero no me estoy quejando! Quien se presenta a unas elecciones y se dedica a la gestión pública debe saber cuáles son las condiciones a las que se enfrenta. Por eso, uno debe ser consciente de cuándo no puede dar el cien por cien de sí mismo y ha de dejar paso al relevo. Repito que esto no es una profesión, es un momento de la vida que decidimos dedicar a los conciudadanos, y cuando no se puede trabajar en condiciones hay que saber dar un paso atrás y dejar que lo hagan otras personas.

El año que viene abandonará la política activa y volverá a su profesión, la enfermería.

Sí, aunque yo no tengo plaza fija. Cuando acabé la carrera trabajé tres años y en 2002 me llamaron para incorporarme al partido, primero en la sede del Bloc y luego como asesora en el Ayuntamiento de Gandia, y después he sido concejal. Así que desde entonces no he estado en la bolsa de Sanidad. Tendré que volver a acreditar mis méritos y apuntarme a la bolsa, y a esperar a que surja algo. Espero que cuando me reincorpore a mi trabajo pueda conciliar mejor la vida laboral y la personal.

¿También abandonará sus cargos en Compromís y el Bloc?

De momento sí. Quiero abrir una nueva etapa, pasar a un segundo plano en lo político, aunque seguiré comprometida con mi partido, pero sin cargos orgánicos que necesiten de más dedicación.

A las primarias de Compromís, que se celebrarán dentro de diez días, se han presentado cuatro candidatos: Alícia Izquierdo, Josep Alandete, Carme Ferrer y Ernest Rodrigo. ¿Tiene algún favorito?

Son todos muy válidos, pero tengo claro que yo opto por mi compañera Alícia Izquierdo, que es una mujer muy comprometida. Empezó de muy jovencita en la secretaría de Bloc Jove, es miembro del Consell Nacional, representa el proyecto de Compromís al cien por cien, y es joven, lo que favorece la renovación y la conexión con las nuevas generaciones. Pero es que además es concejal, por lo que conoce a la perfección el funcionamiento de esta administración. Izquierdo ha desarrollado un papel muy importante como concejal de Políticas Económicas, pues ha conseguido que mucha gente de esta ciudad haya podido acceder a ayudas para el empleo y para mejorar nuestros sectores productivos.

¿Usted es partidaria de que Compromís reedite la coalición Més Gandia con Esquerra Unida del País Valencià, Esquerra Republicana del País Valencià y agrupaciones de independientes?

¡Yo sí! Creo que hemos trabajado muy bien. Ha sido una legislatura cómoda. Hemos tenido nuestros desencuentros, como es normal, pero los cinco concejales de Més Gandia nos hemos dedicado conjuntamente a sacar a la ciudad del pozo en que estaba inmersa, hemos devuelto la dignidad a Gandia. Cada uno hemos aportado nuestro granito de arena, y como Més Gandia hemos demostrado a la gente que somos un grupo fuerte y cohesionado. Así que no veo ningún problema en que se vuelva a reeditar.

¿Y reeditaría también el pacto de gobierno con los socialistas?

Todos saben que siempre he sido muy crítica con el PSPV-PSOE porque tienen maneras diferentes de actuar que no coinciden con las nuestras. Al principio fue duro. Poner en la papeleta a la alcaldía el nombre de una candidata que no era el mío fue duro, porque yo me presenté para ser alcaldesa de esta ciudad. Pero entendí que mi asamblea [la asamblea de Més Gandia] me pidió un cambio de rumbo para Gandia, y esto pasaba por dar la alcaldía a la compañera Diana Morant, y así lo hice por responsabilidad. He de decir que desde el principio hemos trabajado bien, con unos objetivos comunes. Ya dije en la sesión de investidura que no me temblaría la mano para oponerme a aquellas decisiones con las que no estuviera de acuerdo. Y así lo hemos hecho a nivel interno, porque se puede discutir internamente sin necesidad de mostrarlo públicamente. Hemos tenido nuestros más y nuestros menos, y unos y otros hemos cedido en muchos aspectos porque hace falta llegar a acuerdos, que es lo que nos pide la ciudadanía. La legislatura ha discurrido de forma correcta hasta estos momentos. ¿Qué pasará en el futuro? No lo sabemos, pero hay que dejar clara una cosa: nosotros nos presentaremos, como Compromís o como Més Gandia, para obtener la alcaldía de esta ciudad. Hemos demostrado que podemos y sabemos trabajar y aspiramos a incrementar nuestros resultados electorales.

Entonces, para usted, ¿el balance de estos años de gobierno es positivo?

Es muy, pero que muy positivo. Es un balance de gestión increíble por parte de una formación de cinco concejales valientes, muy responsables y dedicados enteramente a la gestión pública. Cuando llegamos, el Ayuntamiento era un pozo sin fondo, en cada cajón que abríamos aparecía un nuevo problema, cada persona que recibíamos en los despachos era un drama. El primer mes fue durísimo, tuvimos que tomar muchas decisiones que no nos gustaban, como el plan de ajuste, los recortes... pero fueron decisiones valientes que se han de tomar cuando te sientes responsable de la gestión pública. Y nosotros nos habíamos presentado para asumir esa responsabilidad. Tres años después, tenemos una situación saneadísima, dentro de la gran deuda a largo plazo que padecemos, con créditos bancarios que deberemos devolver durante muchos años. Pero, por ejemplo, mientras antes se pagaba a los proveedores a los 354 días, ¡ahora pagamos en solo 20! Eso demuestra que este gobierno ha cumplido sus promesas, y que estamos gestionando de una manera muy digna y responsable, con claridad, honestidad y transparencia. Y estamos consiguiendo muchas mejoras gracias a la ayuda del Govern del Botànic y de la Diputació de València gracias a los pactos alcanzados en esas instituciones. Hemos demostrado que somos gestores eficientes y honrados y el balance es híperpositivo. Y con unas legislaturas más demostraremos de qué pueden ser capaces los gobiernos de progreso.