Cuando se entra en el edificio se respira paz. Todo está limpio, impoluto. Da la impresión de que está situado en un lugar apartado, cercano a la naturaleza y ajeno a las prisas y preocupaciones, a pesar de que se encuentra junto a la carretera del Grau y al casco urbano de Gandia. El Centre d'Atenció Integral (CAI) a las personas sin techo recibió ayer una visita especial, y los usuarios residentes dejaron sus actividades habituales para reunirse con la invitada.

La teóloga y doctora en filosofía Montserrat Escribano acudió sin pensárselo a la llamada de Eduardo Mahiques, director de Cáritas Gandia, para conversar con los beneficiarios del centro dentro del ciclo denominado «Café con éxito», una serie de charlas con personalidades de distintos ámbitos para hablar sobre los casos de éxito y de fracaso.

Nacida en Benifaió (la Ribera Alta), y pionera en Neuroteología o estudio del impacto mutuo entre el cerebro y las experiencias espirituales, Escribano se confesó ante los asistentes. «Hasta hace poco lo he tenido todo en contra, soy mujer y teóloga en un mundo muy patriarcal», explicó para dejar claro que los caminos vitales no siempre son fáciles. Hasta el punto de que, en la universidad, sus compañeros de clase se sentaban en el lado opuesto al que ella ocupaba. «Me veían como una intrusa», apuntó. Se sentía al margen, como se pueden sentir al margen las personas que lo han perdido todo: el trabajo, la familia, la casa, los amigos.

«Es muy importante sentirnos reconocidos, que alguien sepa quiénes somos, que nos pregunten qué necesidades tenemos», afirmó. Y esa es la labor que desarrolla el CAI de Gandia, devolver la dignidad a los 14 usuarios residentes comprometidos con su proceso de reinserción y a otros muchos que acuden cada día en busca de comida, una ducha o un lugar donde refugiarse.

Innovación social

«¿Qué es el éxito?», preguntó Escribano. «¿Tener dinero, una casa, familia?». «A veces, el éxito y la felicidad los encontramos en otras partes, por ejemplo, con gente que nos haga reir».

La teóloga y filósofa animó a los asistentes. «Las personas que han estado en la calle tienen una concepción del mundo distinta, y vosotros estáis tejiendo nuevas redes, otro tipo de familia, de éxito». aseguró.

Escribano visitó todas las dependencias del centro guiada por Mahiques, el director, quien explicó que en 2017 fueron atendidas 380 personas, de las cuales 60 eran residentes, es decir, usuarios que han firmado un compromiso para intentar salir de la calle. «Este es un entorno de innovación social, y lo tiene que saber todo el mundo», advirtió la invitada, muy impactada.

Tras la charla, los residentes volvieron a sus trabajos cotidianos, como el huerto ecológico o los trabajos artesanales. Y Escribano les dejó en un mural una frase para el recuerdo: «Somos los/las que transformaremos y haremos un mundo mejor».