«Descansa en Pau, Mestre». Con esas palabras concluía ayer el alcalde de Tavernes de la Valldigna, Jordi Juan, su escrito en Facebook homenajeando la figura de Eduardo Arnau Moreno. Y es que, en el municipio era conocido de esa manera, simplemente como el «mestre» Arnau.
El título se lo había ganado de sobra este ilustre vecino por su dedicación a la promoción de la música y los músicos en la Comunitat Valenciana y, especialmente, del municipio del que era hijo predilecto desde 1980.
Sus 42 años al frente de la banda de música de la Societat Instructiva Unió Musical (Sium) es su mejor carta de presentación. Pero hay más, mucho más. Eduardo Arnau Moreno fue uno de los precursores de la Escuela de Música de la localidad, centro en el que se han formado profesionales de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional. Fue entre 1967 y 1967 y, como no podía ser de otra forma, desde hace unos años lleva su nombre.
En mayo del 2014 se descubría la placa que rotula la escuela. Tras aquel acto, este periódico tuvo ocasión de conversar con él brevemente. «La música es la prioridad en mi vida», decía para explicar que, pese a que había dejado la batuta de la banda en 2008, seguía realizando transcripciones y arreglos de partituras en casa.
Bajo su dirección, la formación de Tavernes consiguió sus mayores éxitos. Acumuló hasta diez primeros premios en el certamen de música de València. Pero el «mestre» Arnau fue mucho más. Fundó la Coral Valldigna y también la primera escuela de cuerda de la Comunitat Valenciana.
A nivel personal, Eduardo Arnau era una persona muy querida en el municipio y su fallecimiento, ayer, causó gran conmoción entre los valleros y valleras.
Tenía 73 años y deja mujer y dos hijos. En los últimos meses presentaba problemas de salud, como el propio alcalde, Jordi Juan, explicaba en su muro de Facebook ayer.
El primer edil aseguraba que «Eduardo ha sido una pieza clave para la música valenciana en las últimas décadas» y apuntaba, a su vez, que «en Tavernes de la Valldigna, la música no se entendería sin su figura». Juan recordaba que Arnau fue «una persona autodidacta y exageradamente trabajadora», que «te transmitía la pasión por la música en cuestión de segundos».
Las banderas del ayuntamiento vallero lucían ayer a media asta en señal de duelo por su pérdida. Entre los vecinos la noticia caía como un auténtico jarro de agua fría, sobre todo entre el enorme colectivo que forman los músicos locales. Todos, lamentándose, comentaban casi al unísono: «Tavernes de la Valldigna pierde a su 'mestre'».
