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Locales comerciales y de restauración en un nuevo Náutico «permeable»

El proyecto que se ejecutará será presentado en un acto abierto a los socios y a la ciudadanía el 20 de julio

El Moll dels Borja, una parte del cual también gestiona el Náutico. n. francés

El «nuevo» Club Náutico de Gandia que surgirá de este proceso se va a parecer muy poco al que ha existido durante los pasados sesenta años. Según señaló ayer el presidente de la entidad, Daniel Vidal, el proyecto en el que se está trabajando no solo incluye la demolición del actual edificio social, que forma parte de la imagen histórica de la playa de Gandia, sino que se contemplan actuaciones para la total «permeabilización» de los espacios.

Así, Vidal indicó que el Náutico será un lugar abierto a toda la ciudadanía. En su interior se contempla la construcción de una galería comercial y de espacios de restauración para animar a los gandienses y visitantes a entrar, acabando con la actual barrera, física y síquica, y aquella vieja imagen de exclusividad que durante años ha arrastrado el Náutico.

Evidentemente, se mantendrán y potenciarán las actividades sociales y deportivas, en las que ya participan cientos de personas y que ocupan a decenas de monitores y coordinadores.

Y también se remodelan los pantalanes para prestar mejores servicios a quienes, en un objetivo que sigue siendo esencial, mantienen un amarre en este lugar o lo alquilan para pasar una temporada.

Una de las novedades importantes de este concurso es que, en el espacio concesional entregado al Náutico, también está un tramo del llamado Moll dels Borja, un espacio público inaugurado hace cinco años que añadió calidad a la oferta turística de Gandia.

Según Daniel Vidal, todo el proyecto se presentará durante la jornada del Día del Club que tendrá lugar el 20 de julio próximo. Será un acto también abierto a la ciudadanía porque se pretende que esos planes los conozca toda Gandia.

La previsión es poder iniciar las obras entre febrero y marzo del año que viene y que se prolonguen durante cerca de dos años, con los lógicos parones para no interrumpir totalmente la actividad social y la apertura de espacios a los turistas.

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