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Entre el rigor y la responsabilidad

Entre el rigor y la responsabilidad

El Ayuntamiento de Gandia acaba de aprobar los presupuestos de 2018 y la primera reflexión que suscita es: tres de tres. Para el anterior concejal de Hacienda este dígito será un estigma que le perseguirá durante toda su vida, al coincidir con los presupuestos que le declararon ilegales, pero para el actual gobierno es un número que representa la normalidad más absoluta. Y todo esto no es porque sí: en primer lugar, han sido validados, por el propio Ministerio de Hacienda; en segundo lugar, el realismo de las cifras viene avalado por el Interventor municipal; por último, el rigor de la ejecución presupuestaria está asegurado por lo ya sucedido con los presupuestos de 2016 y 2017.

Y es que estos presupuestos son herederos de otros que han mejorado todos los indicadores municipales, y lo que a continuación se describe no son opiniones sino hechos constatados:

1. El remanente de tesorería ha pasado de -33 millones de euros en 2015 a -0,7 millones en 2016 y se cerró con +12 millones en 2017. Un cambio radical de 180 grados.

2. Superávit presupuestario tanto en 2016 como en 2017 con más de 20 millones, respectivamente.

3. La deuda a proveedores quedará totalmente liquidada viniendo de una abultada herencia de 72 millones.

4. Los intereses de demora, por impagos del PP, totalmente absorbidos: casi 6 millones en lo que llevamos de legislatura.

5. El periodo medio de pago a proveedores se encuentra como nunca antes se ha visto en nuestra ciudad y con una reputación municipal totalmente recuperada.

6. La deuda total se ha reducido. Se terminará el año 2018 con 60 millones menos de deuda y con la previsión de cerrar la legislatura con una deuda total inferior en 70 millones.

Los presupuestos aprobados este jueves de la semana pasada tienen por una lado una clara vocación social pero también una decidida apuesta por la generación de oportunidades mediante las inversiones que incrementan el potencial económico de la ciudad dotándola de los factores de competitividad que permitan encarar el futuro de nuestra economía con optimismo.

Por otro lado, una vez superado el ahogo presupuestario que significaba el inmenso saco de facturas impagadas del PP, todas las partidas destinadas a cubrir los servicios básicos se incrementan con el objetivo de mejorar tanto el servicio de limpieza viaria como el de mantenimiento de parques y jardines así como el mantenimiento de la red viaria urbana de nuestra ciudad con la actuación directa sobre aquellas calles que más lo necesitan.

La seguridad ciudadana y la movilidad urbana es un aspecto que el actual gobierno de Gandia se ha tomado en serio, tal como lo atestigua la importante partida (casi un 11% de todo el presupuesto) reservada para ello. Gracias a las políticas de sus respectivos responsables, esta ciudad es cada vez más segura, como lo demuestran los indicadores de delincuencia, y a la vez es una ciudad más amigable con el impulso progresivo en la habilitación de carriles bici en toda la ciudad.

La participación ciudadana ha adquirido su reconocimiento oficial con los primeros presupuestos participativos de la historia de la ciudad con una dotación de 200.000 euros. Sin duda que a todos nos hubiera gustado que esta partida fuera superior, pero es innegable que en esta legislatura ha sido la primera vez que se ha puesto dinero para que sea una realidad el que los ciudadanos decidan sobre las inversiones.

Gandia, apuesta claramente por la cultura, es referente deportivo a nivel nacional e internacional, fue pionera en el reconocimiento de la igualdad y la diversidad, especialmente sensible con políticas sobre la mujer y también impulsora de políticas saludables, es por todo ello que tiene cumplida representatividad presupuestaria en dichas áreas que hacen creíbles los discursos de sus respectivos gestores. Y con la remunicipalización de les escoletes infantils y su gratuidad en el tramo de 2 a 3 años, prácticamente se ha cumplido una de las promesas electorales de la legislatura. «Facta non verba», o lo que es lo mismo, «hechos y no palabras» es el mejor resumen de la sincronía entre presupuestos y discurso político.

Toda la sociedad gandiense representada a través de entidades deportivas, culturales, sociales, asistenciales, musicales, festivas y un largo etcétera tienen un reconocimiento a su labor a través de ayudas sustanciadas en las correspondientes subvenciones, que alcanzan los 3,1 millones de euros. La mayoría de las ayudas a día de hoy ya han sido pagadas y el ayuntamiento colabora en la normalidad de su magnífica labor realizada. Y todo ello sin fotos de escalera ni fanfarria mediática.

En resumen, estos presupuestos, y los anteriores, han devuelto la estabilidad económica y han sacado al Ayuntamiento de Gandia del caos en que lo dejó el PP. Una vez eliminada la enorme deuda a proveedores heredada (recordemos, 72 millones de euros), este mismo año ya se aborda la reducción de la deuda financiera, cuestión que no debe dejar de abordarse mediante consignaciones recurrentes en presupuestos futuros.

Gracias a la responsabilidad y al rigor, Gandia vuelve a estar en el camino que nunca tuvo que abandonar. Los recientes presupuestos aprobados son continuistas sin que el calificativo sea menospreciativo. Al contrario, con ellos Gandia continúa encarando el futuro con optimismo porque la normalidad económica ya no es una simple quimera; en estos momentos, es una realidad. Y esta situación es el fruto de dos factores: del trabajo del actual equipo de gobierno y de la absoluta responsabilidad del grupo de Cs a través de su representante, el Sr. Palmer.

Por último, quiero terminar con una breve cita, esta vez de Donald Kendall, hijo de padres granjeros y más tarde director ejecutivo de PepsiCo: «El único lugar donde el éxito aparece antes que el trabajo, es en el diccionario».

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