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Tavernes asume las cuotas del 2017 para desbloquear su salida de la Mancomunitat

El ayuntamiento ya ha abonado el 60 % del total de los 52.526 que le reclamaban los otros tres municipios para levantar el veto a su marcha La localidad reclama la parte del PPOS que le toca

La sede de la Mancomunitat de la Valldigna, ubicada en Benifairó. ximo ferri

Simat de la Valldigna, Benifairó y Barx lo dejaron claro al Ayuntamiento de Tavernes: Para marcharse de la Mancomunitat de la Valldigna tenía que hacerlo con todas sus obligaciones económicas cubiertas. De lo contrario, estos tres municipios tenían la capacidad, según marcan los estatutos, de vetar su marcha. De hecho, así había sido hasta ahora.

La capital vallera no acababa de ver claro que tenía la obligación de pagar las cuotas pertenecientes al año 2017. Consideraba que ese ejercicio ya no formaba parte del ente porque había aprobado su salida en un pleno municipal muchos antes, en diciembre del 2015. Según ha podido saber este periódico, una reunión entre representantes de la localidad con de los otros tres ayuntamientos que siguen en la Mancomunitat convenció finalmente al consistorio vallero de que hasta que el pleno del organismo no lo formalizara, su salida no era efectiva y que, para ello, debía abonar todo el año 2017, quedando libre de tener que afrontar las del 2018.

En estos momentos, el consistorio vallero ha hecho frente al 60% del total de la deuda, que ascendía a algo más de 52.500 euros. Actualmente, Tavernes adeuda a la Mancomunitat alrededor de 21.000 euros.

El principal municipio de la Valldigna, por su parte, no quería pagar sin más. Pidió la contraprestación que le correspondía si hacía frente a los pagos del 2017. Esto es, el ayuntamiento quería recibir la parte que le tocaba de la inversión de un PPOS de la Diputación de València, en este caso la adquisición de una trituradora de restos de poda, en tanto que la subvención llegó a lo largo del 2017 y, por tanto, a todos los efectos, este ayuntamiento aún formaba parte de la Mancomunitat.

La decisión del Ayuntamiento de Tavernes de dejar la entidad se remonta a finales del año 2015. En un pleno, el Gobierno local de Compromís decidió marcharse al considerar que la aportación económica que realizaba no repercutía en la población. Pese a ello, unos meses después, Tavernes lideró la presentación del proyecto Edusi para llevar a cabo una mejora urbanística en los municipios de la Valldigna. El ayuntamiento se daba así una nueva oportunidad para poder seguir ligado al ente, toda vez que la aprobación en el pleno no conllevaba una salida automática y simplemente era una declaración de intenciones.

El dinero del Edusi no llegó y fue entonces cuando Tavernes decidió marcharse de forma unilateral.

Simat, Benifairó y Barx, en una durísima rueda de prensa, criticaron «las formas» en las que Tavernes había anunciado su marcha. Consideraban que el municipio había decidido que un día formaba parte del ente y al siguiente ya no, algo muy alejado de lo que apuntan los estatutos. En aquela mañana de febrero aclararon que no se negaban a que Tavernes se marchara pero recordaban que, para hacerlo, debía cumplir con sus obligaciones económicas.

Los alcaldes, en tono medio irónico, bautizaron la decisión de Tavernes de marcharse como «Vallexit», en referencia al proceso abierto en el Reino Unido para salir de la Unión Europea, el llamado «Brexit».

Aunque Tavernes era el principal sustento económico de la Mancomunitat de Municipis de la Valldigna, su salida no va a suponer la disolución del ente. Al contrario, la idea de los tres alcaldes que se quedan, Simat, Benifairó y Barx, es dotarlo de contenido real sumando sus aportaciones con la concesión de ayudas por parte de otras administraciones.

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