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«La mezquita evita casos de radicalización, somos garantía de moderación»

El imán explica que cuando un joven se siente atraído por el yihadismo «no acude a rezar con los demás»

«La mezquita evita casos de radicalización, somos garantía de moderación»

Hace un año, tras los atentados de Barcelona y Cambrils, cerca de 200 musulmanes salieron a la calle en Gandia al grito de «no somos terroristas», hartos de que se les asociara con el yihadismo. Fue una protesta inédita, no por la condena en sí, que siempre han expresado, sino porque dio visibilidad a una comunidad a la que apenas se le tiene en cuenta en la vida pública gandiense, en parte también porque ellos mismos han buscado la discreción. Pero algo está cambiando: los musulmanes de la Safor quieren hacerse oír y a la vez normalizar su condición religiosa en una ciudad abierta y multiconfesional. Una prueba de ello es esta entrevista que concede Tarik, imán en Gandia. Este joven marroquí, nacido en Tánger hace 30 años, dirige la oración en la mezquita de la calle Abat Sola. Los directivos de esta comunidad islámica le contrató hace dos años aunque ya le conocían desde hace tiempo, porque en los últimos años aprovechaba el Ramadán para viajar a Gandia.

Un año después de los atentados, ¿cómo es el trato hacia los musulmanes en Gandia?

En primer lugar, quienes cometen estos atentados no tienen nada que ver con el islam, que es una religión de paz. Tras un atentado notamos más rechazo de la gente, en las miradas, por llevar barba, o por salir con una túnica. Un año después de Barcelona creo que la situación sigue igual, aunque el odio no va a más, y eso ya es importante.

¿Los mensajes que trasladan los imanes en Europa son los mismos que puedan lanzar, por ejemplo, en Marruecos?

Sólo hay un islam, pero es cierto que las prioridades cambian. En Marruecos las confesiones diferentes al islam son minoritarias, al contrario que aquí. Lo que transmitimos aquí es que no estamos solos en esta sociedad, y que hay que vivir y dejar vivir.

¿Es partidario de que el Estado español o algún organismo islámico controle a los imanes?

Creo que no es necesario. Los responsables de cada mezquita ya tienen suficiente sentido común para contratar a un imán, piden referencias, están en contacto con otras comunidades y ellos mismos eligen al imán adecuado. Es muy extraño que un imán lance sermones radicales porque no va a tener el apoyo de la gente que viene a rezar, en su mayoría personas humildes y trabajadoras.

La mayoría de las personas que han abrazado el yihadismo son jóvenes. ¿Cómo notaría, usted como imán, que una persona se está radicalizando, cuáles son las señales de alarma?

Es que estas personas no acuden a la mezquita, se aíslan en casa, no exteriorizan su extremismo, y en el caso de que lo hicieran y rezaran en comunidad nadie les aceptaría en una mezquita. Ellos mismos saben que lo que hacen no está bien visto entre los musulmanes. Son jóvenes que apenas tienen conocimientos del islam, ni entienden el Corán, ni siquiera hablan árabe. Precisamente por eso la mezquita tiene un papel fundamental, porque evita casos de radicalización. Los imanes somos garantía de moderación. A parte de esto, mientras haya jóvenes que vengan a rezar no están haciendo cosas malas por la calle.

¿Comparte, como dicen algunos expertos, que los jóvenes marroquíes residentes en Europa que caen en el yihadismo lo hacen porque sufren una crisis de identidad?

No lo creo. Los jóvenes y las familias marroquíes, y más aquí en Gandia, están totalmente integrados, tienen amigos españoles, estudian o trabajan con ellos... Ya son más europeos que marroquíes. Ser violento no obedece a ninguna nacionalidad, ni religión.

La mujer que usa un «hiyab» u otro velo islámico, ¿lo hace por su propia voluntad o está obligada por un hombre?

En absoluto, una mujer que lleva velo lo hace libremente y por sus creencias y costumbres, basadas en el islam. En nuestra comunidad la mujer tiene un papel fundamental, por ejemplo, aquí en la escuela de la mezquita hay tres mujeres que enseñan a los niños.

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