Comenzó a sentir debilidad en el brazo izquierdo, y en la pierna de ese mismo lado. Así comenzaron hace dos años las molestias, unos síntomas inespecíficos, que fueron creciendo poco a poco. Transcurrió un año hasta que los médicos, tras numerosas pruebas y descartar otras enfermedades, le anunciaron el temible diagnóstico: Ángel Arcos padece esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad más conocida por sus siglas, ELA, y porque es la que sufrió el científico Stephen Hawking. Una dolencia neurodegenerativa para la que, de momento, no hay cura.

Dar visibilidad a los afectados y conseguir fondos para la investigación contra esta enfermedad incapacitante es el objetivo de este gandiense de 32 años, que el próximo sábado se embarca en una aventura solidaria. A las ocho de la mañana, desde el instituto Ausiàs March de Gandia, inicia una marcha en bicicleta y a pie que le llevará, en un plazo aproximado de 45 días, hasta Santiago de Compostela.

«Es un reto que en realidad es un homenaje a los afectados por la ELA que ya no pueden hacerlo», comenta Ángel, consciente del destino que le espera. «Poco a poco, la enfermedad me irá paralizando, y antes de que vaya a más, como aún puedo valerme por mí mismo, voy a recorrer 1.300 kilómetros para dar visibilidad y poder recaudar dinero que se destinará íntegramente a la lucha contra la enfermedad», apunta.

En los primeros seis días de su reto solidario, hasta llegar a Roncesvalles, en Navarra, hará la ruta en bicicleta, y a continuación se incorporará a pie al Camino de Santiago. Recorrer 1.300 kilómetros es un reto físico importante, que Ángel afronta con determinación porque siempre ha sido un amante del deporte. «Competí tres años en ciclismo y he participado en muchas carreras», afirma. También practicaba la natación y era un asiduo corredor.

En su trayecto no estará solo. «Mi familia entera me acompañará en dos coches de apoyo los dos primeros días», explica, «y después, hasta llegar a Roncesvalles, sólo vendrán mis padres en un coche». En el tramo a pie, desde esta localidad navarra hasta Santiago, Ángel espera la visita de otros afectados de ELA con los que ya ha contactado.

En esta iniciativa, que ha denominado De Gandia a Santiago. Kilómetros Solidarios por la ELA, muchos negocios y particulares le están apoyando. «Empresas como Decathlon de Gandia, la Fundación Balearia o el colectivo motero Alma de Acero me están ayudando mucho», asegura. Desde Dénia le llega mucha solidaridad, ya que Ángel vivió allí siete años mientras trabajaba de cocinero en un colegio. «Poco a poco me di cuenta de que ya no podía hacer mis funciones, no coordinaba bien los brazos y no podía coger peso», comenta. «Ahora ya me han dado la discapacidad y pienso dedicar mi tiempo a que la gente conozca la situación por la que pasamos y apoye la investigación científica, porque hay medicamentos que están a prueba, pero hay que recaudar mucho para que continúen los avances».