Los problemas cada vez más crecientes para aparcar el coche ante la falta de espacio en los cascos urbanos ha provocado que muchos hayan echado mano de la picaresca para no tener que andar dando vueltas durante muchos minutos para encontrar un sitio privilegiado. El problema es que les han pillado. La Policía Local de Tavernes de la Valldigna ha detectado en los últimos meses un importante número de personas que estaban haciendo un uso fraudulento de tarjetas que permiten a personas con movilidad reducida aparcar en puntos reservados para ellas en las ciudades.
Los agentes han impuesto una veintena de multas y dos de los casos han acabado en los juzgados, donde se les investiga por un posible delito de carácter penal, como explicaban fuentes consultadas por Levante-EMV.
La casuística es variada. Hay personas que directamente se fotocopian la tarjeta de un familiar o conocido, la plastifican y la ponen en un punto visible de su coche para hacerla pasar por verdadera. Por otra parte están los que hacen uso del distintivo de alguna persona de su entorno a la que se le expidió en su día el permiso y que, tras fallecer, no se le ha dado de baja, sino que se ha seguido utilizando de forma fraudulenta. «Estos son los casos más graves», señalan las fuentes, porque se está usurpando la identidad de otra persona.
Existen dos tipos de tarjetas que habilitan a las personas con discapacidad a aparcar en zonas reservadas. Una es la que le permite disponer de un espacio a la puerta de su propia casa. Por esta marca, el usuario paga una tasa al ayuntamiento que suele ser anual. Después existe un permiso genérico, que es el que le da libertad para poder estacionar en todos los puntos reservados que existan no solo en esta localidad sino en cualquiera de España. Estos distintivos, que cuentan con una regulación autonómica y no local, están asociados no solo a una persona, sino a un vehículo concreto, por lo que son tan restrictivos que el mismo usuario no puede hacer uso de ellas en diferentes coches.
Es en este segundo caso donde los agentes de la Policía Local están detectado el mayor número de falsificaciones. De hecho, algunas de ellas eran de personas que tenían su residencia en otros puntos del país y que estaban haciendo uso de tarjetas falsificadas de familiares.
Seis meses de controles
La Policía Local de Tavernes de la Valldigna puso en marcha hace unos seis meses una campaña de inspección de vehículos con tarjetas para el estacionamiento en zonas reservadas a personas con movilidad reducida. Todo fue a raíz de una instrucción que llegó a muchos ayuntamientos de parte de la Fiscalía. En ella se avisaba de que se estaba detectando un incremento del uso fraudulento de estos recursos.
Así, cuando un agente de la Policía Local ve un coche que está estacionado en un aparcamiento reservado espera al conductor y le pide que le enseñe la documentación y la tarjeta. Si se detecta que es falsa, se le impone una sanción que, aunque las fuentes no han sabido precisar la cuantía exacta, es costosa. Además de ello, se da de baja esa tarjeta de forma automática, por lo que también acaba afectando al usuario original.
Esta no es una práctica nueva. El intendente de la Policía Local de Gandia señalaba a este periódico que hace años ya se detectó en la capital de la comarca de la Safor un caso parecido pero que hace mucho tiempo ya que no se ha hallado ninguna tarjeta falsificada.
