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Fuegos artificiales

Explosivo hallazgo en el Centro Ecuménico

La Guardia Civil gestiona la retirada de 700 bengalas marinas encontradas en el sótano inundado de Oliva donde se proyectó el centro religioso multiconfesional

Explosivo hallazgo en el Centro Ecuménico

Todavía están sorprendidos los operarios de la empresa contratada por el Ayuntamiento de Oliva para sacar los miles de metros cúbicos de agua estancada que se había acumulado en el sótano del enorme edificio llamado a ser Centro Ecuménico, cuyas obras quedaron paralizadas hace años en la zona de Oliva Nova.

Respondiendo a las quejas de los vecinos, que denunciaban proliferación de mosquitos por el estancamiento del agua y de su proceso de putrefacción, se procedió a bombear el líquido, pero en el fondo había una explosiva sorpresa.

A medida que descendía el nivel los operarios comprobaron la existencia de numerosos tubos de llamativos colores que, sin que ellos acertaran a saberlo, resultaron ser bengalas y botes de humo que se utilizan para señalización y advertencia en el mar. Se trata, obviamente, de un material cuya manipulación por personas no expertas puede resultar muy peligroso porque contiene pólvora y sustancias explosivas.

Inmediatamente se dio aviso a la Guardia Civil de Oliva, que envió una patrulla para inspeccionar el contenido de ese hallazgo, lo que derivó en la presencia de los efectivos del Equipo de Desactivación de Explosivos, que ya se hicieron cargo del material y de su retirada para proceder a la destrucción controlada.

Según informa la Guardia Civil, el cómputo total del sorprendente hallazgo asciende a 702 bengalas de señalización marina, de diversas marcas y modelos. También había 69 botes de humo que se usan igualmente para advertir de la presencia en el mar. En todos los casos se trata de material que estaba caducado y esparcido por todo el sótano de la estructura de hormigón abandonada. Su estado de conservación era pésimo al haber estado sumergido seguramente durante años.

Lo que nadie sabe todavía es cómo llegó allí ese material tan específico, quién lo dejó y si alguien llegó a usarlo en cualquier momento en esa zona situada junto al mar. La Guardia Civil ha abierto una investigación tendente a aclarar esas dudas, pero mientras tanto se preguntan lo peligroso que hubiese sido que alguna persona, especialmente niños, hubiese podido acceder a ese lugar antes de quedar inundado y toparse con esos tubos.

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