Tres niñas, dos de ellas de tres años, otra de ocho, y una mujer de 55 años, tuvieron que ser atendidas la tarde del pasado lunes en el hospital Francesc de Borja de Gandia de las mordeduras que les propinó un perro de la raza bull terrier, considerada potencialmente peligrosa, mientras se encontraban en una zona de juegos infantiles en la plaza de l'Estrella Aldebaran, al final de la avenida del Mar de esta ciudad.

Según relata un hombre, vigilante de seguridad, que se encontraba allí, y confirman fuentes policiales, el animal se escapó de una vivienda cercana cuando el dueño abrió la puerta. El perro, sin bozal y sin correa, se abalanzó inmediatamente sobre las niñas mientras el hombre le propinaba patadas para que las soltara.

Según su testimonio, a medida que golpeaba al perro se abalanzaba sobre otra víctima, de manera que mordió a tres de ellas y a una mujer, abuela de un niño que se encontraba en el mismo parque y que también trataba de defender a los menores. Al final, una patada consiguió inmovilizar al bull terrier hasta que llegó el dueño, que corría en su búsqueda para poner fin a los ataques.

Según estiman varias personas consultadas, por las heridas causadas ese perro seguramente no tenía la intención de morder, porque un animal de esa envergadura y potencia habría podido causar heridas mucho más graves, sino «jugar» con las niñas. Sea como fuere, una de las menores y la mujer requirieron puntos de sutura, y todas ellas tenían marcada en su piel las dentelladas del animal.

El mismo vigilante de seguridad indica a este periódico que fue él quien llamó a la Policía Local y a la ambulancia, que se presentaron en el lugar poco después. Las familias de los afectados han mostrado su intención de presentar denuncia por estos hechos para exigir que se aclaren y pedir responsabilidades.

Según señala la Policía Local de Gandia, los agentes han podido comprobar que el animal, de raza potencialmente peligrosa, tiene todos los papeles el regla y, por lo tanto, también el propietario ha suscrito un seguro de responsabilidad civil.

De todas maneras el incidente ha generado la apertura de un expediente para determinar si se puede imponer alguna sanción al propietario. El perro no llevaba bozal ni iba atado, pero esa circunstancia se debe, según el dueño, a que no pudo evitar que escapara cuando abrió la puerta.