El pleno del Ayuntamiento de Oliva aprobó ayer la propuesta del concejal de Cultura, Julio Llorca, de declarar 2020 como «Any del Palau Comtal dels Centelles». Este gesto se produce porque fue en 1920, hará pronto cien años, cuando el antiguo palacio fue declarado Monumento Nacional.
En concreto, la importancia y valor patrimonial de este elemento, que en gran parte fue desmantelado, fue constatada por los expertos el día 23 de julio de 1920, fecha en que, por una Real Orden, se declaró «Monumento Nacional». Esa declaración intentaba poner freno al expolio y el desmantelamiento que ya venían sufriendo las antiguas estancias del palacio. El de Oliva fue el quinto Monumento Nacional de la Comunitat Valenciana, dado que antes solo disponían de esa categoría el Teatro Romano de Sagunt, la iglesia de la Sangre de Llíria, el Castillo-Palacio de Alaquàs y la Casa de la Vila de Alzira.
Mandado construir por Francesc Centelles a principios del siglo XVI, las circunstancias históricas hicieron que, ya en mal estado, se vendiera a particulares en el año 1871. Los nuevos dueños lo redistribuyeron, e incluso llegaron a abrir una calle en la que construyeron viviendas para familias humildes.
Después vino el expolio de sus elementos más notables, que se fueron arrancando y vendiendo. En 1917, antes de la declaración como Monumento Nacional, llegó a Oliva el danés Egil Fischer, que adquirió algunas partes al objeto de desmontarlas y trasladarlas, junto al arquitecto Vilhelm Lauritzen, a Dinamarca.
En 1920, cuando se había hecho ya mucho daño al monumento, el Gobierno español quiso poner freno a esta situación y es cuando se declaró «Monumento Histórico Nacional».
Inicio de obras con ayudas
El año pasado el Ayuntamiento de Oliva, a instancias del entonces concejal de Urbanismo y Patrimonio, Vicent Canet, aprobó el Plan Director para rehabilitar y poner en valor lo que queda del antiguo Palau. En el documento cuantifica en más de 12 millones de euros la cantidad necesaria para ejecutar todas las obras que ese estudio contempla.
En eso está el Ayuntamiento de Oliva, que justamente el próximo 2020 acometerá, con ayudas de la Unión Europea, la primera fase de ese Plan Director. Si se cumple lo previsto, una parte del Palau podrá abrir sus puertas tras la rehabilitación que se va a llevar a cabo. De cara a próximos ejercicios la idea del consistorio es ir accediendo a inversiones del Gobierno español, de la Generalitat, de la Diputació de València y de entidades privadas para seguir con la restauración y rehabilitación, pero nadie esconde que se trata de un proyecto a muy largo plazo que implicará varias legislaturas.
