Una de las condiciones que impone el Ministerio para la Transición Ecológica a la hora de construir grandes depuradoras de agua es que los ayuntamientos, en colaboración con otras administraciones, aprovechen todo el caudal obtenido, dado que los nuevos sistema de tratamiento permitirán esa reutilización. La misma Unión Europea, en sus planes medioambientales y en su política sobre el agua, apuesta fuertemente por aprovechar el líquido resultante de las depuradoras.
Así, en lo que a Oliva se refiere, y teniendo en cuenta que en verano el caudal puede superar ampliamente los 10.000 metros cúbicos diarios, el nuevo sistema incluirá bombeos para derivar el agua a las comunidades de regantes con suelo agrícola cercano a la instalación. De esa manera, evitarán la extracción de aguas subterráneas y, así, paliar la salinización y degradación de los acuíferos más cercanos a la costa.
En segundo lugar, el caudal resultante se podría inyectar a redes de acequias que, por filtración, permitirían la recarga de las masas subterráneas.
Y, todavía más, para que no quede ni una gota sin aprovechamiento, el Ayuntamiento de Oliva ha planteado enviar el caudal restante al interior de la dársena del pequeño puerto del Club Náutico, que, por su situación respecto a las corrientes marinas, sufre un problema de renovación del agua, lo que, como ocurrió el verano pasado, genera mortandad de flora y fauna, otros problemas y malos olores en una zona especialmente turística.
Oliva está entre los grandes municipios valencianos con un peor tratamiento de las aguas residuales. Apenas la mitad de la que llega a la actual depuradora, situada en la playa, recibe un tratamiento aceptable.
