Por fin se ha instalado la normalidad institucional en Barx y después de años de crispación existe buena sintonía entre los diferentes grupos municipales. ¿Hubiera aguantado una legislatura más como la anterior?
La verdad es que el anterior mandato fue muy duro. El actual está siendo completamente diferente. Los concejales de la oposición (PP, PSPV y Compromís) están trabajando como corresponde, sin crispación ni poner problemas ni trabas a nuestra labor como Gobierno local.
Su grupo, Ciudadanos, no tiene mayoría en el pleno y necesita de otros para sacar adelante temas importantes. ¿Hay alguno en el que se estén apoyando más?
Cada uno va a votar a favor de lo que piense que es bueno para el pueblo, no va a haber ningún favorito ni ningún grupo con el que se pacte siempre de forma sistemática. Al final, si todos queremos lo mismo, todos votarán lo mismo. De todos modos, hasta ahora no ha habido ningún pleno en que se hayan tratado cuestiones como por ejemplo un presupuesto municipal.
¿Por qué históricamente en Barx ha habido siempre crispación política?
Creo que es una cuestión de los políticos que había. Yo he vivido la oposición que hizo el PP en la pasada legislatura y no sé el resto de concejales qué hacía, pero a la portavoz (María Hernandis) le daba igual el pueblo. Nosotros decíamos blanco y ella decía negro, siempre. Hubo muy malas maneras de hacer política. Es una cuestión de personas, no de partidos. Se ha mezclado lo personal con lo político.
¿Qué retos afronta Barx en esta legislatura?
Vamos a depender mucho del dinero que nos llegue en forma de subvenciones desde otras administraciones. Estamos un poco enfocados a dinamizar el pueblo, sobre todo en lo que respecta a turismo y, especialmente, seguir mejorando lo que tenemos.
¿Alguna inversión más importante?
No, en la pasada legislatura tampoco hicimos cosas grandes, nos dedicamos a mantener y mejorar lo que tenemos. Tampoco tenemos capacidad para hacerlo. Si la diputación nos da mucho dinero, ya veríamos. En todo caso, no creo que sea bueno hacer obras faraónicas en el pueblo.
¿No hay ninguna espinita clavada? ¿Algo que le gustaría hacer si tuviera capacidad de inversión?
No. Mira, si estudias los programas electorales de los cuatro partidos ves eran muy similares, ninguno tenía nada que destacara. Todos teníamos más o menos lo mismo, enfocado a dinamizar el pueblo: Turismo, un albergue, acabar de señalizar más rutas turísticas, etc.
¿Cuál es el principal valor que puede aportar Barx a nivel turístico?
Tenemos patrimonio, paisajístico y también cultural. Tenemos, por ejemplo, muchos kilómetros de sendas, el Paraje Natural del Barranc de Manesa, la Ombria de la Penya Blanca, hay mucho de atractivo paisajístico pero también cultural. Y estamos intentando aumentarlo. Ya tenemos acabada la rehabilitación del túnel en la nevera grande y ahora estamos intentando que nos den una subvención para rehabilitar la pequeña. También queremos poner en valor otra que empezó a construirse y, de ese modo, ir aumentando el patrimonio.
Para un municipio como Barx el esfuerzo por promocionarse debe ser mayor. ¿Cómo se puede hacer para llegar a las vías comerciales de turismo?
El esfuerzo no es que sea más grande, es que no tenemos medios para promocionarnos. También hemos tenido la suerte de encontrarnos en el camino con Gandia, e ir de la mano de la capital del turismo, precisamente en materia turística, es muy bueno para Barx.
Muchos de los propietarios de viviendas en la Drova son ingleses. ¿Teme que el 'Brexit' provoque una desbandada y eso agrave la despoblación?
Los ingleses que viven aquí están muy bien y no creo que se quieran marchar. De todos modos, van comprando y vendiendo los chalets, pero siempre mantenemos el mismo número de ingleses, más o menos.
Aparte de esta cuestión, ¿cómo está afectando la despoblación a Barx?
Se va notando. Hemos pasado de que prácticamente no haya viviendas vacías a haber muchas. Cada vez nacen menos niños y la gente mayor se muere y dejan las casas vacías.
Pero, por ejemplo, cuestiones como que no haya banco, tampoco ayuda. ¿Han negociado con alguna entidad para que dé más servicio en Barx?
No, pero el presidente Ximo Puig anunció la legislatura pasada un convenio para la instalación de cajeros y demás dentro de las medidas para la lucha contra la despoblación y esperamos estar entre esos municipios. Pero tampoco es una cuestión que afecta solo a Barx, hay municipios con más población e industria que también lo están sufriendo. El tema de los bancos no es culpa de los pueblos, es de los bancos, que han recortado mucho.
Al menos ahora tienen aula de dos años en el colegio, que es muy importante para la presencia de niños en la localidad.
Sí, de hecho, en las reuniones que mantuve con el conseller de Educación, Vicent Marzà, en la anterior legislatura ya le advertí que, sin «escoleta», el pueblo se moriría. Por eso fuimos el primer pueblo de la comarca de la Safor que tuvo aula de dos a tres años en el colegio.
¿Qué medidas deberían tomar las administraciones para luchar contra la despoblación?
Sin duda, dotar a los pueblos de servicios. Infraestructuras, carreteras, etc. Ahora tenemos buena conexión con Gandia, en Simat está bastante bien, pero la carretera al Pla de Corrals está hecha polvo.
Y la cuestión de las comunicaciones vía transporte público, ¿en qué situación se encuentra Barx?
Es cierto que en Barx no tenemos tanta gente para llenar autobuses. Ahora tenemos el servicio para los niños y el autobús sube un par de veces al día, que está bastante bien. Cuanto más, mejor, lógicamente, pero ahora está bien. Estamos pendientes del nuevo proyecto, donde Barx tiene cuatro autobuses al día, lo que supone una mejora. Lo que pasa es que se presentó y no ha salido ni a licitación por parte de la Generalitat, que anuncia los proyectos y se quedan en el aire.
