Durante muchos años la Mancomunitat de la Valldigna no ha tenido una utilidad muy clara. Ahora, sin Tavernes y una vez refundada, ¿cree que se ha convertido en la herramienta que sirve para lo que se creó?
No sé cómo calificar lo que era la Mancomunitat en los años anteriores, no sé qué nombre ponerle. Hemos pasado de no tener ningún sentido su existencia a ser un ente muy importante. La 'manco', cuando la cogimos Barx, Simat y Benifairó, no era nada. De hecho, nos llegamos a plantear su desaparición. Ahora estamos encontrándole un funcionamiento muy grande. Ten en cuenta que ha pasado de una trabajadora a unos diez u once: Una fisioterapeuta, una trabajadora social, una licenciada en Bellas Artes que nos hace los diseños de cartelería y una brigada forestal. La Mancomunitat ha resurgido.
¿Quiere decir que actualmente hacen más pero con menos dinero?
Efectivamente. Trabajamos mucho las subvenciones.
No echan de menos a Tavernes, entonces.
No. Estamos mejor. Creo que si hubiera estado Tavernes, todo esto habría sido más difícil. Le hemos dado un contenido muy grande a la Mancomunitat, y más cosas que se están buscando.
¿Cómo es la relación con Gandia?
Muy buena. Siempre que hemos intentado hacer algo juntos nos ha ido muy bien. Lo que más nos une es el turismo, y el Sicted nos unió mucho. En lo que hemos trabajado juntos siempre nos han abierto las puertas de par en par.
