Hubo un tiempo en que se hacía poco por evitar daños ante fuertes precipitaciones. Y hubo otro, de eso hace una década, en el que la Confederación Hidrográfica del Júcar se puso manos a la obra, y a gastar decenas de millones de euros, en actuaciones para prevenir inundaciones.

Así fue como, entre los años 2003 y 2010, se reforzó la presa de Beniarrés para incrementar su capacidad hasta los 27 hectómetros cúbicos, se construyó una presa de laminación en el río Vernissa, se modificó el cauce en Gandia para que pudiera soportar un mayor caudal sin desbordarse, e incluso de desvió un barranco, en el Beniteixir, para que tampoco inundara la llanura situada entre Gandia y Oliva.