El regreso a la «nueva normalidad» que anuncian las autoridades se aprecia lentamente en las calles de pueblos y ciudades. Sin duda una de las más significativas ha sido la de niños paseando con sus padres, pero también, desde finales de la semana pasada, con la recuperación de las labores en muchas obras públicas que quedaron paralizadas desde el momento en que se decretó el estado de alarma.
En Gandia dos de las más significativas afectan al patrimonio histórico, y ambas están financiadas con los fondos Unión Europea, de manera que se tienen que cumplir los plazos de ejecución para no perder esas subvenciones.
La más importante es la restauración, consolidación y puesta en valor del castillo de Bairén que, siguiendo el proyecto del arquitecto Fernando Mut, incluye aspectos para poder disfrutar de la antigua fortaleza, entre ellos en ensanche y mejora de la senda de acceso. Entre lo más destacado de los trabajos, la concejala de Patrimonio, Alícia Izquierdo, señala que la limpieza de la vegetación ha permitido apreciar los muros hasta ahora ocultos de una fortaleza que se remonta, al menos, al siglo XI.
La «nevasca» de Marxuquera, con un proyecto de restauración del arquitecto Pepe Colomar, también pasará a ser un edificio visitable tras muchos años cerrado, abandonado y degradándose.
Las dos obras patrimoniales deberían estar acabadas en junio, pero la Generalitat dará más tiempo para compensar el parón obligado por el estado de alarma.