De todos es sabido que el Castell de Marinyén, popularmente conocido como de la Reina Mora, en Benifairó de la Valldigna, se encuentra entre los más deteriorados de la comarca. Pero ahora la Asociación Hispania Nostra, de la que la reina Letizia es presidenta de honor y que cuenta entre miembros con destacados expertos en patrimonio histórico, ha llamado la atención colocando a ese elemento como el primero de la comarca de la Safor en integrar la «lista roja», de monumentos que presentan un elevado riesgo de desaparición.
El motivo es obvio. Los muros que quedan de aquella fortaleza construida en el siglo XI, en el último periodo de la dominación islámica de lo que hoy es la Comunitat Valenciana, están a un paso de venirse abajo. Pero para entrar en la «lista roja» también se requiere que el monumento en cuestión sea objeto del abandono de los propietarios e instituciones. Y el castillo de Benifairó, evidentemente, reúne también esa triste condición.
La situación no es nueva y el problema hace años que se intenta resolver. El alcalde de la localidad, Josep Antoni Alberola, señaló ayer a este periódico que justamente la pasada semana se recibió la esperada autorización de la dirección de Patrimonio de la Generalitat para llevar a cabo el desbroce del promontorio en el que se sitúan los restos del castillo, que sufrió modificaciones a lo largo de la historia. Lo hará, cuando descienda el riesgo de incendios, la brigada de operarios de la Mancomunitat de la Valldigna.
Un plan director de 600.000 €
Pero Alberola también señala que hay otras noticias esperanzadoras por parte de la Conselleria de Cultura, cuyos responsables han transmitido, verbalmente, que el año próximo habrá una partida en el presupuesto de la Generalitat para llevar a cabo una intervención que permita consolidar los muros y elementos que presentan mayor riesgo de derrumbe.
Hace cuatro años el Ayuntamiento de Benifairó ya aprobó un Plan Director del castillo, una especie de hoja de ruta que permita su conservación para futuras generaciones. Ese documento contempla una inversión aproximada de 600.000 euros, cantidad económica que no resulta excesiva si se compara con otras actuaciones en elementos patrimoniales de esa envergadura, pero el alcalde ya advierte que un municipio de 1.600 habitantes no dispone de recursos para esas obras y pide que la Generalitat apruebe una inversión a varios años vista para completar ese plan director. Solo así se podría garantizar que sigan en pie los muros que se construyeron hace cerca de mil años y que dibujan una de las más bellas siluetas de la Valldigna.
