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Una cueva de Gandia, segundo ejemplo de canibalismo en España en la edad de bronce

El barranco del Garrofer, en el Mondúver, aporta datos reveladores que pasarán a los anales de la arqueología en Europa

El entorno del barranco del garrofer de Gandia

Los restos humanos de la edad del bronce encontrados en 1975 en la Cova del Barranc del Garrofer, en la vertiente meridional del macizo del Mondúver y muy cercana a la más conocida Cova del Parpalló, han hablado más de lo que se esperaba. Tras ser depositados en el València por el grupo de espeleología Hogar Cid, un estudio realizado ahora ha permitido concretar que esos huesos, que datan de la edad del bronce, fueron cocidos y presentan marcas que determinan que la carne y la médula fue consumida por otros humanos. Es decir, que hace unos cuatro mil años en esa zona se llevaba a cabo el canibalismo, y no con carácter ritual, como se ha visto en otros lugares, sino por la necesidad de comer. Era «canibalismo gastronómico».

Este hecho, que para la mayoría de los mortales podría ser una anécdota, constituye una auténtica revelación en el mundo de la ciencia. Joan Negre, director del Museu Arqueològic de Gandia, indica que hasta ahora esa práctica de comerse entre los humanos en la edad de bronce solo se había constado, en la Península Ibérica, en otro yacimiento, el de la Cueva del Mirador, en Atapuerca. Y para más detalles, solo en otros dos asentamientos humanos de Europa, en la República Checa y en Eslovaquia, se sospecha de que pudo producirse, en este mismo periodo, el canibalismo para alimentarse, aunque sin evidencias tan claras como en los casos españoles. El estudio sobre los huesos de la Cova del barranc del Garrofer de Gandia permite determinar el despiece y descuartizado de al menos siete individuos, de los dos sexos y de todas las edades, para poder ser consumidos.

Con estos reveladores y sorprendentes datos, el equipo de investigación, integrado por la antropóloga física Ángela Pérez, de la Universidad de Granada, el arqueólogo Pablo Garcia-Borja, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y el propio Joan Negre se procederá a recopilar todos los detalles y así publicarlos en una revista de ámbito científico y académico, lo que permitirá que los especialistas analicen los datos.

Según señalaron ayer los responsables del estudio a este periódico, hay muchos interrogantes sobre el motivo que llevó al canibalismo a aquellas comunidades humanas, pero es posible que tenga relación con el tránsito que se produjo entre el final del calcolítico y el inicio de la edad del bronce, cuando se produce la irrupción de grupos humanos, pertenecientes a la cultura yamna, procedentes de la cuenca del río Volga, que discurre desde el centro hacia el sur de la Rusia europea y que desemboca en el mar Caspio, hecho constatado recientemente mediante estudios sobre el ADN publicados en la revista Science.

Aunque los huesos «gandienses» fueron hallados en 1975 y depositados en el Museo de Prehistoria de València, fue en 2008 cuando Ángela Pérez se fijó en las extrañas marcas, hecho que le trasladó recientemente a Joan Negre y que permitió el estudio en profundidad que ahora ha revelado el inesperado detalle del canibalismo.

Una «ruta de la humanidad»

Este nuevo hallazgo no solo pone otra cueva de Gandia en el mapa de la evolución de la humanidad, sino que, más significativo aún, acentúa el entorno del Mondúver como referente de esos siempre apasionantes estudios. Desde la Cova del Bolomor (Tavernes), que está permitiendo conocer aspectos del «hombre» en un periodo que se remonta 400.000 años atrás, hasta el santuario del paleolítico europeo que es la Cova del Parpalló (Gandia), pasando por Meravelles (Gandia), Puntal del Gat (Benirredrà) o Malladetes (Simat) se dibuja un itinerario digno de formar parte de una ruta divulgativa para pisar aquellos espacios que, en definitiva, han sido cuna de la especie humana en distintos momentos del pasado.

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